Solíamos visitar a Rita y Dinora que tenían como vecinos a
Juliana, Aurelio (El Cartero) y a Claro. Este lanzaba pelotas desde su patio y
nosotros la devolvíamos. Más tarde supimos que Claro jugaba voleibol en la
Escuela Revenga, cuando apenas tendría unos doce años, y al cabo de unos años
pertenecería al equipo San Pablo de Turmero, allí lo había reclutado Cortesia, funcionario
bancario, donde luego ingresaría Claro como trabajador. Clarito había crecido, ya
no era aquel muchacho que andaba bicicletas en el pueblo, ahora más espigado, pero
siempre sosegado, concentrado en lo que hacia.
Una noche cualquiera en la parte cancha interna del Grupo
Miranda de Turmero, acudimos a ver los entrenamientos de la selección de
Voleibol del Estado Aragua, allí estaba Claro, había surgido desde las aulas de la Revenga. La selección debería jugar contra la
selección de Venezuela dentro de 15 días, para beneplácito de todos los
turmereños, Claro Romero con solo una veintena de años, el más joven de la selección, había sido escogido para
pertenecer al equipo Vinotinto de Venezuela que nos representaría en los Juegos
Panamericanos de Chicago. Claro Romero, llamado por sus amigos Claro Duany,
famoso pelotero cubano, había surgido de la cantera de Turmero.
Llegado el día, Claro Romero jugó un primer tiempo con la
selección estadal y en el segundo tiempo salió a la cancha con la franela de
Venezuela en su pecho, la aclamación fue total
¡Clap, clap, clap! ¡Plas, plas, plas! La cancha externa del Grupo Miranda estaba
repleta, no cabía un alma. Claro demostró su calidad de jugador, su fotografía fue captada en los principales diarios, allí estaba al lado de Lino Connel, de Oswaldo
(Papelón) Borges y los integrantes del sexteto venezolano.
Un avión militar los trasladaría a Chicago, primera vez que
Claro se montaba en este Hercules "suuuhh…suuuhh". El 27 de agosto de 1959 fue la
inauguración. Claro desfilo perplejo ante 40.000 asistentes en el estadio
Olímpico de Soldier Field en los Estados Unidos.
Surgido de la Cancha del Mercado Municipal de Turmero estaba
ahora jugando contra Estados Unidos, quien lo iba a imaginar. Claro era un
rematador eficiente y seguro, y servidor de la pelota. También jugó contra Brasil, México,
República Dominicana y otros competidores. Su participación fue decorosa, su
entrenador J.J. Rodríguez estaba satisfecho del novato.
No sabemos qué pasaría
por la mente de Claro, seguro los recuerdos
de su gente y de su pueblo, y de sus colegas jugadores del pueblo como Brigido, Pedro ”La
Vieja”, Cortesía, Maldá, José Arturo, Maracha y tantos otros.
Claro Romero, Gloría del deporte turmereño. Orgullosos de
nuestro atleta internacional.
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