Yo era un niñito de doce años cuando la vi por primera vez,
ella visitaba a unos parientes vecinos de la cuadra. Era una mujer
relativamente joven en ese entonces, la mamá de Fito le decía: “Ten cuidado con
La Meche, ella es muy pasada”. Pertenecía a una familia humilde del pueblo, era vox populi
que nació con dos defectos, con ciertos problemas mentales decían que
hereditarios, ¡¡Uyy!!y lo otro, le gustaban los hombres ¡¡Ahh!!.
Sin querer uno se enteraba, de lo primero recibía ayuda
médica de forma irregular, mejoraba mientras tomaba la medicina; pero no era
fácil a pesar de que almas caritativas la ayudaban.
Esto fue un estigma para toda su vida, su tía Petronila se
esmeró en orientarla, pero su desviación le impidió tener una educación básica,
siempre fue liberada, llevaba la delantera a todo; en vez de jugar con las
niñas prefería irse con los varones, se crió en medio de la pobreza, entre
hombres y en medio del abandono social de un país que no protegía a la niñez y
menos a los adolescentes..
Dominar a aquella mujer no era fácil. Desde temprano cogía la
calle y zuazz se escabullia. Iba a todas partes desafiando el peligro. Igual estaba en el río como en
las granjas buscando mangos o naranjas. Se acostumbró a tener relaciones con
cualquiera. A lo largo de su vida, como mínimo, se le conocieron media docena
de hijos. Cuando veía algún macho que le llamara la atención, decía en voz alta
para que todos la oyeran: ¿Desde cuándo no come este loco? Y rozaba su cuerpo como
una gata enamorada del caballero sonrojado, eso sí, miauu...miauu, sin buscar ninguna retribución. En ocasiones
era atrevida, les tocaba las partes
íntimas. No tomaba licor y menos probaba drogas
ni siquiera la hierba. Eso sí, fumaba hasta con el cigarro prendido
hacia dentro de la boca, eran notables sus labios pronunciados y pintarrajeados,
el pelo alborotado, pero le encantaba peinarse a lo moderno, a veces se
arreglaba como si fuera para una fiesta de gala. Siempre muy aseada, se
paseaba por el pueblo y cuando conseguía una aglomeración de hombres, comenzaba
a contonearse para llamar la atención. En una ocasión, mientras se realizaba una sesión solemne en
el Concejo Municipal, entró y comenzó a martillar a los presentes. Por pena se
bajaron de la mula y ella les acariciaba.
Meche era todo un show, cuando estaba en la plaza del pueblo
comenzaba a cantar las canciones rancheras aaajajaiii que eran sus preferidas. De
inmediato se formaba una rueda alrededor. En una ocasión dijo a los presentes, tengo novio, y sacó de la cartera una foto de periódico y l señaló, era de un joven del pueblo que se iniciaba en política, quien estaba presente en ese grupo de personas, aquello fue motivo de chanza. Sepan Ustedes que La Meche contrajo matrimonio con todas las de la ley eclesiástica en la iglesia del pueblo, fue un tarde memorable, no faltó nada ni los anillos ni los padrinos. La gente la aplaudió al salir vestida de color crema claro.
El colmo y para terminar, un día llegó a la iglesia y se desnudó
en la puerta, solo se escuchaba el grito de las beatas: ¡Ay Dios mío!
Su primo Chucho, salió corriendo de la pena. Que dirán mis
amistades, decía.
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Muy bueno. Por alli anda Arturo uno de sus hijos. ¿cuando me visitaste viste el cuadro que de ella tengo?
ResponderEliminarSi, claro!!
EliminarQuien no la recordaría!!...Tengo varias anécdotas de élla..Yo tenía la librería frente a la plaza, su sitio preferido ..
ResponderEliminarEscribió ese comentario Gladys Hernández de Morales.
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