Jaimito era un niño locuaz que para todo se inventaba un cuento, se levantó aquel día pensando en jugar en la calle con sus amiguitos para aprovechar las vacaciones decembrinas, después de ponerse su pantalones cortos y su franela de franjas azules, lavarse la cara y cepillarse los dientes, se sentó en la mesa para desayunar, su mamá Emilia le dijo con voz enérgica: Jaimito, tu papá ha considerado que hoy no puedes salir de la casa por tu mal comportamiento ayer. Jaimito se puso muy triste y lloriqueando dijo que era una injusticia, su madre le puso la mano sobre el hombro y le dijo: Hoy es 28 de diciembre, día de los santos inocentes y tú ¡caíste por inocente!, jajaja. Jaimito confuso, hizo una mueca de risa leve. Todos los años era igual y siempre caía por descuidado. Es un día de bromas sanas Jaimito, le explicó la mamá, es una tradición, la iglesia lo conmemora en honor a los niños que murieron por órdenes del Rey Herodes en su intento por conseguir al niño Jesús. Pero la tradición popular lo toma acá en el pueblo con humor, realizando bromas a familiares, amistades, compañeros de trabajo o de estudio. Se aprovecha el día para hacer trampas, engañar, mentir, escribir falsos documentos, etc. En ese momento llega su hermana Maru a compartir el desayuno, a ella le encantaba tomar su café con leche con bastante azúcar, Jaimito no tardo en desquitarse, fue sigiloso donde la mamá y le puso sal al café de Maru, cuando su hermana tomó un sorbo, lanzó la taza, Jaimito se reía mientras decía ¡Caiste por inocente! y Maru comenzó a perseguirlo hasta que la señora Tere que trabajaba en la casa, la paró y explicó que era el día de los inocentes. En ese mismo momento el papá de Jaimito llegó a la mesa con el periódico del día y se sorprendió cuando leyó el titular de una noticia en primera página que decía “Golpe de estado contra el presidente electo”. Con curiosidad leyó la información y en el último párrafo, señalaba que todo era una broma y finalizaba con la frase del día ¡Caíste por inocente! El señor colocó el periódico a un lado. Ese día hasta los periódicos presentan noticias engañosas.
Jaimito
salió a la calle con deseos de hacer sus bromas y se encontró con su amiguito
Pedríto, a quien le dijo viendo hacia el cielo, oye mira Pedrito, un platillo
volador, Pedrito se puso la mano sobre la frente para taparse del sol y comenzó
a buscar y nada, y dijo no veo nada, Jaimito le dijo ¡caíste por inocente!,
jajaja.
Jaimito
se dirigió a su casa ya que tenía ganas de ir al baño, busco una cajita pequeña
de plástico, se metió al baño para hacer
sus necesidad, fue a la cocina y coloco azúcar al contenido, y salió en busca
de Jorgito, un niñito con quien había tenido algunas trifulcas, al encontrarlo
Jaimito le dijo quieres probar estas bolitas adivinadoras de chocolate que
preparó mi mamá, Jorgito tomó la cajita y agarró una de las bolitas azucaradas,
y cuando las acercó a la boca, le pegó un mal olor, y grito: Coñ..o esto es
mie..da, y Jaimito le dijo: Otro más que adivinó, ¡caiste por inocente! Jorgito
enfurecido persiguió a Jaimito que corriendo por el vecindario logró llegar a
su casa y cerró la puerta. Salió con cautela a las 4 de la tarde todos los
niños jugaban en la calle y habían olvidado lo anterior. Sin embargo Jaimito,
tremendo como siempre escribió con marcador en una hoja de papel lo siguiente:
SOY DEL OTRO LADO Y QUÉ? Jaimito esperó que pasara el joven Juancito que se la
echaba de bello y enamoraba a todas las chicas. Entonces Jaimito se le acercó y
saludo, y con una cinta adhesiva le pegó el cartel en la espalda. Mientras
Juancito se pavoneaba por la calle, todas las muchachas se reían con disimulo.
Esta
fue la última travesura de Jaimito ese día de los inocentes.
Colorin
Colorado, este recuerdo ha terminado.
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