sábado, 24 de septiembre de 2022

LA BEATA NATALY- N.G.RODRIGUEZ

 



MEMORIAS HISTÓRICAS DGITALIZADAS DE TURMERO . No. 162

LA BEATA NATALY

Nataly fue una “Señorita” muy conocida en la población. No le gustaba le dijeran Señora, siempre aclaraba con dulzura, “Señora no, Señorita”. Era de estatura baja y bien delgadita, usaba tacones bajos y vestidos de medio luto por debajo de las rodillas. Siempre llevaba su cartera y dentro de la misma no faltaba el misal y el rosario, así como el colorete y lápiz labial. Su sombrilla le colgaba de un brazo. Dentro de todo era muy femenina. Desde las 6 de la mañana se conseguía en la Iglesia de Candelaria donde hacia vida con otras mujeres y otro colaborador como Luisiiiito que era el encargado de la limpieza del templo. Nataly era una fija en el rezo de los rosarios en la iglesia y en los velorios de los difuntos donde rezaba.

Nataly además de asistir a la misa diaria, se encargaba del arreglo de los altares con finos manteles y flores. En semana santa colaboraba con el adorno de las imágenes, sobre todo con El Nazareno donde compartía hasta tenerlo listo para la procesión de la noche.

Fue una mujer solidaria, todos días pedía comida a sus amistades para llevarle al enfermero del dispensario. "Uhmm", sospechoso. Se ponía furiosa cuando le echaban broma sobre cualquier presunto romance.

Después de misa mañanera iniciaba un recorrido por el pueblo, iba de casa en casa visitando a sus amigas, parece que les llevaba rumores del pueblo, para no decir otra cosa. Era bien recibida porque además llevaba alegría espontánea por su grata conversación“bla,bla,bla”. Dentro de sus comentarios hablaba de nosotros lo muchachos que siempre jugábamos en un patio por donde ella caminaba. Un día le hicimos una maldad, de la cual siempre nos arrepentíamos, hicimos un hueco de  medio metro de ancho y largo por donde pasaba y le colocamos  un soporte de cartón con la tierra encima, esperamos que pasara y sucedió que la travesura se hizo realidad, la canillita de Nataly se hundió en el hueco “catapum”. Gracias a Dios no le pasó nada, los niños estábamos escondidos a distancia y al principio nos reíamos “ja,ja,ja”, pero la culpabilidad nos hizo reflexionar. “Susto”.

Nataly siguió su camino y les echó el cuento a sus amigas, señalando  con nombre a los niños tremendos.

Nataly en sus ratos libres se dedicaba a la costura que era su especialidad. Las amigas le hacían encargos y ella pasaba horas en su casa trabajando con su maquinita de coser.

Muchos la conocieron y tienen muchas anécdotas de ella.


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