EL
PERRO PAYASO
Tracy
era un perro “Cacri”,
callejero con criollo, propiedad de Aloncito, un niño precoz de ocho años. Este
perro era de color blanco y de pelo corto y de unos 50 centímetros de
alzada, elegante y muy vigoroso, de fisonomía inteligente. Cráneo redondo, ojos
color oscuro muy expresivos, orejas medianas y de dorso corto. Su cola era
corta y de hombros musculosos. Tracy era un perro juguetón y muy dinámico,
inquieto, arisco y atrevido. Su ladrido era conocido, “¡guau, guau!”.
Aloncito era el único que medio lo controlaba, lo había criado desde
cachorrito. Fue un regalo que le hizo su primo Félix, ya que su perra había
parido seis perritos. Aloncito le había construido su casita y lo tenía bien
cuidado, pero Tracy era un perro correlón, cuando Aloncito corría en el patio
de su casa, Tracy lo perseguía, igual hacia con los amigos de Aloncito que gritaban ¡¡quieeeeto Tracy, quiiiieeeeto, co...o!!. Aloncito trataba de adiestrarlo según los consejos que le daban los más
grandes. Tracy corría y buscaba las pelotas y los palos que le lanzaban. Lo
bañaban una vez a la semana y fue creciendo. La mamá de Aloncito le había
conseguido un hueso grande para aquietarlo. En una ocasión cuando una Señora visitaba a la Mamá
de Aloncito, Tracy le lanzó un mordisco grrrrr grrrrrr y le dio tremendo
susto. Hubo necesidad de comprarle un collar con su cadena para
controlarlo.
Un día cuando Aloncito y sus amigos
estaban fuera de la casa conversando, en un descuido de este, Tracy se fue
ladrando tras un camión que pasaba, esto ante la sorpresa de todos, el perro
ladraba "guau…guau, guau" y corría, se le metía dentro de las ruedas y
salía por el otro lado. Después de doscientos metros recorridos, dejaba de
ladrar y correr. Lo que comenzó con una travesura se convirtió en un
espectáculo. Tracy lo hacía una y otra vez, era increíble como ladraba, saltaba
y retaba el peligro pasando de un lado a otro del camión, no solo por delante
sino por el centro.
Los
pobladores querían ver aquel espectáculo, como a las cinco de la tarde se
acercaban a la esquina del cruce de camiones, Tracy estaba con su amo, el
pequeño Aloncito y sus amiguitos, lo que no se imaginaron ellos es que la gente
comenzó a darles monedas por lo que consideraban una distracción.
Los muchachos le fabricaron ellos
mismos una braga azul a Tracy para hacer la presentación mas llamativa. Los
chóferes de los camiones no sabían que pasaba, solo observaban por el
retrovisor al perro que los alcanzaba y ladraba de un lado a otro. Al fondo observaban
a la decena de personas que señalaban con el dedo por donde el perro aparecía o
desaparecía.
No se trataba de la autoridad policial
como tal, fueron los Padres de Aloncito que se percataron de la situación que
ya tenía varios días entreteniendo a los niños y viendo que estaban jugando con
el peligro, por eso los recogieron a la casa y le explicaron que Tracy podía
ser golpeado en una de esas ocasiones y entonces ellos iban a ser los culpables
de esa tragedia, le explicaron que era preferible que adiestraran al perro en
cuestiones menos peligrosas y mas agradables. Aloncito y sus amigos se
dedicaron en las tardes a adiestrar a Tracy en el salto sobre aros, en caminar
sobre una pelota grande, sobre un travesaño, en dos patas y
hasta en adivinar números y letras.
Los muchachos montaron su función
entre vecinos, Aloncito se vestía como un domador y sus panas hasta de payasos.
Aloncito gritaba: ¡¡¡ La función va a comenzar, verán al perro payaso, al perro
inteligente, al perro amaestrado!!! Aquello lo hicieron por unos días, pero la
clientela se les acabó, uhmmmm, no por el espectáculo en sí, sino porque lo
hacían en la misma cuadra y tenían que rotarse a otros lugares, pero no tenían
permiso de sus Padres. Tracy fue un perro fiel termino jugando con los amigos de
Aloncito...
Colorin colorado, la función ha terminado.
DEPOSITO LEGAL
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
15/9/2011
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