Ya caminaba cuando el abuelito Neomai, la tomaba por su manito
y la llevaba de vez en cuando al parquecito de la placita en las tardecitas, a ella le gustaba
porque además de eso paseaba. Se montaba en la rueda pero más le gustaba el
tobogán aunque había que resguardarla por la caída. Cuando el tiempo lo
disponía al Centro Comercial llegaban.
Allí un helado de fresa y chocolate se comía y paseaban revisando las
vidrieras, y el abuelito lo sabía, las sandalitas le encantaban, y siempre regresaba a casa con unas en su
cajita. La Totín fue creciendo y era una niña disciplinada y consentida
también. En sus cumpleaños muchos regalos recibía, todos la querían. Con su
uniforme de colegio linda lucia; pero un gran problema tenía, en el carro se
dormía. Creció con sus papitos y con su hermanita que la protegía. Se crió con
perritos en la casa de sus abuelitos Angarilla. A España la acariciaba, a Lisa
la correteaba y a Lucas le daba su comida. Aunque también jugaba con Chichón y
Nucita en casa de su abuelita Tinita, porque con Brutus, uhmm, era muy peligroso. El
baile y la danza le gustaban,
Dios te bendiga, mi Totín querida, tomo tu manito y pronto nos encontraremos, si Dios lo permite. Muacksss.
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