LA SEMANA SANTA
El amigo Leoncio nos invitó a la iglesia para ayudar a su
madre y hermana a adornar al Nazareno que debía salir en procesión el miércoles
santo. Ellos eran los responsables y tutores del Santo. Esta imagen era la más
venerada en la Semana Santa de mi pueblo. Estaba la figura de Jesús de Nazaret,
inclinada por el peso de la cruz, colocada sobre una plataforma de madera
conocida como mesa que tenía unas vigas de madera para cargarlo, y para
sostenerse en el suelo sobre unos maderos llamados zancos. La imagen estaba
rodeada de candelabros, cables y repleto de flores moradas y blancas. La túnica
del Nazareno estaba bordada en color oro, la corona de espinas sobre su cabeza,
significaba el dolor. Cerca se encontraba la imagen de la Virgen Dolorosa con lágrimas
en los ojos, que sería cargada por las mujeres, y la imagen de San Juan
Evangelista, el consentido de Jesucristo, que sería cargado por los jóvenes.
Todo estaba listo, Doña Felicia quedó satisfecha con el arreglo, los
visitantes a la iglesia se acercaban y persignaban en silencio y en sus adentros exclamaban ¡¡Oh que bella!!.
A las seis de la tarde se inició la procesión, en ese mismo
orden salieron de la iglesia. Los cargadores usaban cojines gruesos en la
cabeza y los hombros para soportar la carga. Se necesita mucha destreza y gran
resistencia física. Siempre hay un guía principal que da instrucciones a los
cargadores. Las luces eran manipuladas con extensiones eléctricas. Las velas moradas
en manos de la feligresía alumbraban la procesión. Estas eran regaladas por la
Cofradía y otras vendidas. Centenares de acompañantes lucían el tradicional
traje morado o escarlata del Nazareno con su faja en la cintura, incluyendo a
los niños. Al salir por la puerta principal, los músicos de la banda local
entonaban las melodías sacras, Tam..Tata…Tam. Igual lo hacían durante el
recorrido alrededor de la plaza del pueblo, nunca faltaba el popule meus y
otras de autores de mi pueblo como Baldomero, Amador y Vicente. Las campanas anunciaban la salida ¡Ding!
¡Dong! ¡Dang! Más de tres mil personas
se agrupaban alrededor de las imágenes. El sacerdote con megáfono en mano, y
junto a la feligresía rezaba el santo rosario, “Padre Nuestro que estas en el
cielo…”.
La devoción era divina, la gran mayoría asistía para pagar
una promesa por el favor recibido, otras para pedir ese favor…muchos sabían de los milagros del Nazareno. Más de
uno se había curado de una enfermedad, otros habían resuelto el problema que
les embargaba. Como penitencias algunos piadosos caminaban descalzo, y otros
arrodillados acompañaban la procesión. Familias completas asistían, los
pequeños iban de mano de sus padres y otros bebes en brazos de la madre.
Alrededor de la plaza se colocaban algunos vendedores de
artículos religiosos alusivos, algunos negocios expedían jugos y refrescos. La
vigilancia se notaba, algunos agentes policiales estaban presentes. La cofradía
tenía también brigadas de orden para
despejar el camino de la procesión. Siempre aparecía algún desadaptado o
alguien pasado de tragos que creaban cierta zozobra.
Entre cada esquina de la plaza la duración se estimaba de una
hora aproximadamente, había una pausa con pasos lentos en medio de cada etapa
mientras la banda tocaba. La Virgen de los Dolores se cargaba igual, con menos
coordinación. Los cargadores de San Juan Evangelista estaban entretenidos en otras cosas,
sobretodo buscando las miradas de las jóvenes. Esto hacia que San Juan Evangelista bamboleaba de un lado a otro y no mantuviera su paso normal.
En medio de la procesión los asistentes eran menos, muchos llegaban
y se iban. De los pueblos vecinos venían muchos visitantes. Los jóvenes seguían
con su guachafita y los adultos le llamaban la atención. Algunos habían partido
la vela en pedacito y se las lanzaban
entre ellos. Al final de la procesión el reloj marcaba las diez y media de la
noche. En ese lapso muchos feligreses habían recibido la confesión. Las
imágenes se colocaban frente al altar mayor. El Cristo Crucificado ya estaba
listo para el Jueves Santo. Doña Felicia, su esposo y sus hijos se retiraron
satisfechos, habían cumplido su misión. Ahora a dormir Zzz, zzz, zzz. El día
había sido muy largo!!!.
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