viernes, 28 de diciembre de 2018

FELIZ AÑO NUEVO!! RECUERDOS DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ



¡FELIZ AÑO NUEVO! Cuento infantil de Néstor Germán Rodríguez

Llegó el último día del año, los cuatro hermanos que se llevaban tres años de diferencia cada uno, desde la mañana habían observado calladitos shhhh…shhhh cómo se hacían los preparativos para recibir el año en familia.  
La limpieza de la casa comenzó temprano, incluyendo los jardines y el solar.  A los dos mayores, Ángel y Néstor, les toco ayudar a limpiar el patio. La cocina estaba lista para calentar en el fogón con leña, las hallacas y bollos dentro de una olla grande. El pernil fue colocado en el asador de leña en varas cortas. La ensalada de gallina fue laboriosamente preparada de las manos de las primas mayores bajo la conducción de la abuela. Los dulces fueron hechos con anterioridad, destacando el de cabello de ángel, el de lechosa y el quesillo. Las frutas como la mandarina y las uvas estaban listas para adornar la mesa donde cabrían unos veinte comensales.
En la esquina de la plaza vendían los fuegos artificiales, Ángel, con apenas 12 añitos, fue con su padre y compraron un surtido suficiente, los triquitraques eran los más buscados. Lo saltapericos los más divertidos, los tumba rancho los más sonoros y las luces de bengala las más ligeras.
Néstor fue en horas del mediodía a la iglesia acompañando a su mamá para asistir a la exposición del Santísimo Sacramento del Altar; su mamá aprovecho para pedirle a la Virgen de Candelaria ubicada arriba del altar mayor por la salud de la familia, de manera especial por su suegra muy quebrantada; también observaron los preparativos para la misa de año nuevo a las 8 de la noche.
En la calle se notaba que la gente efectuaba las últimas gestiones del año. Néstor le pregunta a la madre porque tanto apuro de la gente y ella le responde, este corri corri, dentro de otras cosas, es para comprar las uvas del último día. Otros van a las tienda en busca de ropa interior amarilla que según dicen traerá buena suerte en el año entrante. Néstor se sorprende y exclama ¡Queeee! Muchas personas compran frutos secos como las nueces, el maní y el merey, los hombres están en busca de licores, entre otras razones.
Augusto y Eduardo pasaron el día en casa jugando con los primos visitantes.
Pasadas las 7 de la noche, ya vestiditos luciendo sus estrenos, el padre los llevó a la plaza que estaba iluminada y adornada, en un costado estaba el pesebre con el Niño Jesús, los fuegos artificiales se hicieron presente pum…pam…pum…pam, las campanas anunciaban la misa tam…tam…tam y la música navideña tun…turuntuntun…tun sonaba a volumen moderado por los altavoces. A esa hora más de uno estaba pasado de tragos y obligada a lo transeúntes a recogerse a su casa para evitar inconvenientes.
Ya de regreso a casa, Eduardo el menor tenía sueño zzz…zzz y fue acostado. Hasta el año que viene.
Los adultos conversaban y sacaban conclusiones, ya se iba el año viejo con sus memorias y agitaciones, y llegaría el año nuevo cargado de planes e ilusiones. Augusto escuchaba aquello. En la emoción de las últimas horas, al escuchar la famosa poesía de Andrés Eloy Blanco “Las uvas del tiempo” la tristeza contrastaba con la alegría:

“Madre: esta noche se nos muere un año.
En esta ciudad grande, todos están de fiesta;
zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;
claro, como todos tienen su madre cerca…
¡Yo estoy tan solo, madre,
tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;
estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año
pasado que se queda”.

La radio era el principal protagonista, la sintonía era total. Los presentes escuchaban música bailable y alegre, la más sonada era "El Año Viejo" en la voz de Tony Camargo.

Yo no olvido al año viejo
porque me ha dejado cosas muy buenas
hay yo no olvido al año viejo
porque me ha dejado cosas muy buenas
mira!
me dejo una chiva,
una burra negra,
una yegua blanca,
y una buena suegra.

La alegría la ponía la popular orquesta Billos Caracas boy que exhortaba al baile con su melodía de “Año Nuevo”.

Año nuevo, vida nueva
más alegre los días serán.
Año nuevo \Vida nueva
con salud y con prosperidad.
Entre pitos y matracas,
entre música y sonrisas
el reloj ya nos avisa
que ha llegado un año más,
las mujeres y los hombres,
un besito nos daremos,
entre todos cantaremos
llenos de felicidad,
vamos todos a cantar

Los adultos consumían bebidas espumantes, el vino y el ponche crema no podían faltar, era el preferido de las damas, y con los niños refrescos.

Ya cercana a la medianoche algunos de los familiares se preparan a practicar la clásica tradición de comer 12 uvas, una a una en la medida que suenan las campanadas, pidiendo 12 deseos para el año entrante.

Sobre las hora la radio coloca la canción "Faltan cinco pa' las Doce" de Néstor Zavarce,

Faltan cinco pa’ las doce
el año va a terminar
me voy corriendo a mi casa
a abrazar a mi mamá...

(Cantado) Faltan cinco pa’ las doce
el año va a terminar
me voy corriendo a mi casa
a abrazar a mi mamá...

(Hablado) Me perdonan que me vaya de la fiesta
Pero hay algo que jamás podré olvidar
Una linda viejecita que me espera...
En las noches de una eterna navidad...

(Cantado) Las campanas de la iglesia están sonando
anunciando que el año viejo se va...
la alegría del año nuevo viene ya
los abrazos se confunden si cesar...

Comienza la cuenta regresiva, 5, 4, 3, 2, 1 y suena el himno nacional, se escucha al unísono el grito de Feliz Año…Feliz año…Feliz año y se estrechan entre calurosos abrazos los familiares, amigos y seres más cercanos, representan un gesto de cariño para desearse entre todos que el venidero año sea muy feliz.

El 31 de diciembre es una noche llena de esperanza, sueños y deseos.

Los niños ya agotados después de todos los cohetones y muchos más que trajeron los invitados, y con la barriga llena, les llegó la hora de dormir.

¡Feliz año! Se escucha en la calle donde el vecindario se abraza.


viernes, 21 de diciembre de 2018

EL NIÑO JESUS: Nochebuena de navidad - Cuento Infantil - N.G RODRIGUEZ





EL NIÑO JESUS: Nochebuena de navidad

Eran como las 7 de la mañana, Ángel y Néstor habían regresado de la última misa de aguinaldo del pueblo. Oh sorpresa!!, al llegar a casa se encontraron con unos parranderos en el zaguán con instrumentos musicales como el cuatro, las maracas, el tambor, el furruco (con una vara alta con banderita), la charrasca y otros instrumentos, con una bandera que los identificaba, vestían franela amarilla y tenían una pañoletas rojal en el cuello y decían Pom…Pom…Pom: “Somos la Parranda Candelaria de Turmero// Somos la Parranda Candelaria de Turmero//Damos los buenos días con sincera amistad, Pom…Pom  //Venimos a cantar con mucho esmero// para desearles una feliz navidad// para desearles una feliz navidad//”.
Así seguían con sus versos improvisados. El padre buscó una botellita de pecho cuadrado que les obsequio. Los parranderos, algunos ya pasados de trago hip…hip, así como llegaron se fueron después de sus interpretaciones.
Augusto, el padre, le pidió disimuladamente a los niños, la carta al niño Jesús, donde pedían su regalo, esto para corroborar sus deseos. La carta debería ser colocada en sus zapatos nuevos debajo de la cama.  Ángel no vaciló, la bicicleta era la primera opción. Y con mucha picardía le dijo al Padre: Dile al Niño Jesús que no se equivoque. La lista se agrandó cuando pidió un guante béisbol y agrego también un balón de fútbol. Para Néstor no había dudas, el Triciclo fue la escogencia, también le comentó al Padre, ojo Papá, dile al Niño Jesús que es un Triciclo de los grandes; agregó un camión volteo de batería y una pista de carreras de carro.
Durante el día esperaron ansiosos, observando los movimientos del padre. Había algarabía en la casa, llegaron algunos familiares y se preparaban para la cena de navidad.


Las hallacas de la abuela estaban listas, más de doscientos se hicieron en total para estos días navideños, también se elaboraron más de medio centenar de bollos. La ensalada de gallina y el pernil al horno. El dulce de lechosa y el quesillo no faltarían, el pan de jamón debe buscarse en la tardecita en la panadería del Señor Magallanes. El Ponche crema no podía faltar, así como el vino y otras bebidas. Se calculaba un total de 30 comensales entre familiares y algunas amistades.
La radio todo el día estuvo sonando. El tocadiscos con su cantante agujita no dejo de entretener. Se destacaban los villancicos y aguinaldos: “Fuego al cañón//Fuego al cañón//para que respeten nuestro parrandón// (Niño chiquitito//Niño parrandero (bis…”.
Las flores de navidad no podían faltar adornado la casa y la mesa.
En medio de la bulla todos recordaban que los 24 de diciembre se celebra el nacimiento de Jesús de Nazaret, era un día de creencia religiosa. A la misa de media noche asistieron algunos de los familiares, era animada con música de aguinaldos y fuegos artificiales.
Después de la cena, los niños fueron acostados y la mamá Edita apagó la luz, clic. Estos dormían con un ojo abierto y otro cerrado. Hasta que el sueño los venció. Antes que el sol saliera ya estaban despiertos y asombrados se percataron que el niño Jesús les había dejado sus regalos. Emocionados gritaban y jugaban. Todo era alegría. Así eran las navidades. 
Ahora a esperar la llegada del Año Nuevo y de los Reyes Magos.

FELIZ NAVIDAD!!



viernes, 14 de diciembre de 2018

LAS MISAS DE AGUINALDO DE MI PUEBLO

LA MISA DE AGUINALDO




LA MISA DE AGUINALDO

Eran las cuatro y media de la madrugada del 16 de diciembre y la señora Juana llamaba a sus dos hijos para que fueran a la misa de aguinaldo, Ángel y Nelson no habían dormido mucho por la preocupación de levantarse temprano. Tenían 15 y 12 años respectivamente. Las campanadas ding…dong…ding y los cohetes pung…pang anunciaban el llamado. Presurosos y medio dormidos se vistieron llevando sus abrigos por el frío decembrino. Su mamá les dio un cafecito negro calientico. Cada uno llevaba un par de patines Winchester debajo del brazo. Temblorosos de frío brrr…brrr llegaron directo a la iglesia, muchos jóvenes estaban en la plaza. Esperando terminara la misa. Los minutos pasaban entre los aguinaldos y villancicos que entonaban Niño lindo…Niño de Belén…Niño lindo…desde lo alto del coro. El sacerdote explicaba en la homilía que las  misas de aguinaldo fueron establecidas en la iglesia por el Papa León XIII y explicó que estas misas se ofician dentro del tiempo del adviento y preceden la misa de Nochebuena. La imagen venerada en esta primera misa era la de María representada por una niña vestida que camino desde la puerta hasta el altar acompañada por niñitos como angelitos. Al día siguiente el personaje sería San José, luego los pastores, los Reyes Magos, la Mula y el Buey, hasta completar los personajes con el Niño Dios.

Al terminar el oficio religioso, Ángel y Nelson salieron mandados hacia la plaza, se colocaron los patines y comenzaron sus ejercicios de calentamiento, de repente ya estaban en carrera, se desplazaban por la redoma central especial para los menores, en la redoma principal se reservaba a los adultos, la velocidad era mayor.

Alrededor de la Plaza se colocaban ventas de arepitas dulces, empanadas, cafecitos y chocolates bien calientes que eran los preferidos. El ambiente era festivo, la música no se hacía esperar por los altavoces, se presentaban parrandas en vivo. En aquel entonces había menos delincuencia y más seguridad. Era como un reencuentro vecinal.

Los muchachos y muchachas hacían carreras en forma de trencito, otros daban sus primeros pasos de aprendizaje en patines. Se confundían varones y hembras. Los grandes hacían competencias a alta velocidad, era impresionante. También se observaban patinetas y hasta velocipedos para los pequeñines.

Como a las siete de la mañana, ya agotados, Ángel y Nelsón fueron con su Papá a comer arepitas dulces en el puesto de venta de la Negra Matea que con una habilidad impresionante amasaba y mezclaba la harina de maíz con papelón y en un sartén grande colocaba las delgadas arepitas que abombaban de inmediato, al servirlas agregaba un poquito de queso blanco llanero rallado. Los muchachos preferían acompañarlas con chocolate.

De allí a la casa para prepararse para la siguiente misa.

DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS






jueves, 13 de diciembre de 2018

PAPAGAYOS O COMETAS - Cuento Infantil - N.G.Rodríguez




El taller
El Señor Domingo tenía una fábrica de Papagayos, cometas o volantín como le dicen a este juguete volador construido artesanalmente y que vuela gracias a la fuerza del viento, allí Luisito que fue a comprar una de color azul y blanco que estaba exhibida en la ventana hacia la calle, observó como se elaboran las cometas, se utilizan varillas de caña de ázucar por ser las más finas, estas varillas se cortaban por la mitad y raspaba con un cuchillo la parte interior. Se utiliza una varilla  larga que se dobla en forma de arco y otra mediana para la división central de vértice a vértice. Se usa papel de seda de diversos colores y la pega Ega. Luisín le pregunta al Señor Domingo cómo se hacen? Este responde, que una vez cortado el papel con la forma del cometa que puede ser rectangular, redonda, o de otra forma como de avión por ejemplo, luego se pega la varilla central y  se dobla de extremo a extremo la otra varilla y se pegaba al papel; posteriormente se colocan las colas de unos veinte o más centímetros de largo para darle estabilidad y !Listo!. El Señor Domingo hacía cometas de diversos tamaños y colores. El las vendía con el cordel ya instalado como volante o freno, a cuyos fines se le abrían unos huequitos muy finos en la parte superior de la varilla central y en el centro donde se amarra el cordel, pabilo o hilo. Lo otro que se necesitaría eran los carretes de hilo para darle distancia en el vuelo.
El vuelo

Luisito y sus amigos se reunían en el patio de la casa para volar los papagayos, esperaban la hora que había viento e intentaban de varias maneras. Uno dejaba el papagayo como a diez o veinte metros y salía corriendo "Zas...Zas...Zas" para ver si agarraba vuelo. Otro niño ayudado por un amigo que le sostenía el papagayo salía corriendo para probar suerte si el papagallo cogía vuelo y despegaba a las alturas. Cuando había brisa no había problemas, apenas se encumbraba el papagayo, se le daba cuerda y el papagayo se elevaba. Algunos amarraban la cuerda a un objeto fijo y por minutos se sostenía a distancia la cometa. Cuando el papagayo se va en barrena,  y se viene en picada "Sui...Sui...Sui! puede ser por causa del fuerte viento pero también de fallas en el balanceo o por  las cuerdas o frenos. Cuando hay una brisa fuerte y coge vuelo hay que darle cuerda hasta estabilizarlo en el aire. El padre de Luisito más que los voladores les decía que deben  tirar suave el hilo para mantenerlo volando,y también para llevarlo de un lado a otro ladeando el brazo.
Los telegramas


Luisito echándosela ante sus amigos les dijo: Saben ustedes cómo se le envía un telegrama al papagayo? Los niños se sorprendieron, entonces Luisito les explicó que había que escribir el mensaje en un papelito, abrirle un agujero al papelito e introducirlo por la cuerda y a medida que hace los tirones a la derecha e izquierda, el papel va subiendo hasta llegar a la cometa. Este juego entretenía a los voladores durante mucho rato y significaba un descanso mental.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.


EL ASALTO AL TREN




El asalto al tren

La locomotora  se deslizaba por los rieles de la montaña sagrada a velocidad 

mínima, chucu, chucu, en la cabina de conducción iban dos hombres uniformados,

estaban atentos a la seguridad de la vía, en el vagón de carga estaban los miembros 

del grupo de Mineros de la Royal Company, eran quince hombres en total, trasladaban el 

producto del trabajo de veinte días, oro y diamantes en bruto. Les correspondía hacer sus 

entregas en el campamento de El Dorado, situado a más de cien kilómetros de distancia. 

 Los escuadrones de mineros iban armados hasta los dientes. Uno de aquellas personas 

era Panchito, hijo del capataz.

Cuando comenzaron a bajar ya eran casi las cuatro de la tarde. El cansancio se confundía

 con las ganas de llegar para encontrarse con sus allegados. Algunos miembros del 

escuadrón dormían plácidamente zzz...zzz. Cuando pasaban a baja velocidad por la 

tercera curva dela montaña, comenzaron los ataques inesperados de los asaltantes de 

caminos, estos  estaban ubicados  en la parte alta, portaban armas de guerra. Intentaban 

atacar a los maquinistas y los Mineros, estos se defendieron a plomo limpio pum...pum

Cuando abordaron al vagón en medio del tiroteo pam...pam aprehendieron a la tripulación 

y  al  capataz de los mineros. 

Panchito su hijo, que estaba escondido debajo de los asientos, y al darse cuenta del 

peligro, hizo uso de una  ametralladora y disparo , solo que las balas eran de cotufa 

clic...clic, en ese momento se despertó, todo había sido un sueño. 

miércoles, 12 de diciembre de 2018

EL BAR DE LA ESQUINA - RECUERDOS DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ


El Bar de la esquina
Basilio era un niño de diez años, sus Padres lo mandaban al Bar de la esquina para comprar refrescos o las arepitas ovaladas rellenas de carne molida o esmechada, queso o jamón y otras variedades. Aquellas arepitas eran famosas, se tenía que hacer cola, las arepitas eran totalmente compactas, no se veía el contenido, las de queso tenían unos huequitos en la parte superior, las de carne molida eran redondas y así cada variedad tenía su característica o marca, se consideraban una tradición en el pueblo. El Bar de la esquina era un garito donde se jugaba de todo, desde domino hasta ruleta. A las doce del mediodía se abrían las puertas. Unas ocho mesas de domino estaban ubicadas en el local. Los jugadores de domino anotaban con una tiza en la misma mesa tanto quien era el salidor como los puntos acumulados de cada pareja, el golpeo a la mesa cuaz...cuaz, cuando se trancaba el juego se “los  escuchaba en la plaza. Las apuestas eran desde el pago de las bebidas de parte de quien perdía la tanda de cien tantos hasta determinada cantidad bolívares. En otras mesas se jugaba “ajíleI” y treinta y uno, los jugadores estaban más concentrados o menos alborotados. Normalmente los mirones se ubicaban alrededor de las mesas, de repente algún jugador gritaba "mirones son de palo” para evitar las señas o las muecas. En otras mesas se jugaba “Las gallinas y el zorro”, damas, dados y hasta ludo si era posible. En la parte de adentro, tapado con una cortina, funcionaba el casino clandestino, “la rueda de la fortuna” era el mas atractivo, la bolita se lanzaba a la rueda giratoria numerada. El paño con los números y las apuestas de pares e impares de color verde recibía las fichas en cada jugada. Otro juego que para jugar había que hacer cola eran las famosas maquinitas traga-niqueles, habían dos en un rincón. Los viciosos debían comprar fichas en la caja y al introducirla le daban a la manilla hacia su cuerpo. Cuando las figuritas de frutas coincidían, lo llamaban  macuare, como le explicaron a Basilio unos conocidos que estaban allí, mientras esperaba por sus arepitas, entonces Basilio escuchaba el timbre !Rin, Rin!, anunciando la salida de muchas monedas como premio de la traga-niqueles.  

La pelea

La barra del Bar era larga, los hombres pedían desde caña clara hasta brandy, pero lo que mas se bebía era cerveza, hip...hip, las mesas se llenaban de envases ya consumidos. Por esa razón, ya después de las cuatro de la tarde los borrachitos no podían más y el ambiente era tenso. En medio de discusiones triviales cualquier ofensa de palabras o de mala mirada concluía en una trifulca. Basilia espero sus arepitas eran las seis y cuarto de la tarde, en ese momento observó que un señor empujo a otro y se retaron, salieron  por una  de las puertas del local y se comenzaban a caer a pescozones, rodaron por el piso de la calle en un forcejeo, de repente uno de ellos grito y dijo: Mi oreja…mi oreja y se levantó furioso, el contrincante le había mordido ñac...ñac y había arrancado una parte del lóbulo de la oreja que estaba en el piso de la carretera donde el tráfico se había interrumpido. El hombre se tocaba la oreja y mas enfurecido se avalancha contra el otro individuo, en ese momento llegó un policía, tratando de separarlos de manera infructuosa, mas bien recibió un impacto. El Policía sacó el arma de reglamento y  disparó al aire, provocando la reacción de los contrincantes. Los espectadores separaron a los contrincantes y cada quien se fue a un extremo de la calle. Basilio había observado aquella riña callejera desde la primera fila, silenciosamente se regresó medio asustado a su casa
.
Derecho de Autor reservado


JUEGO EN GRUPO 2


Que lo baile, que lo baile

Este es un juego en el que pueden participar tanto niños como niñas. Los jugadores se sitúan en dos filas paralelas, mirándose de cara. El juego comienza con un voluntario (la madre -que se decía así en femenino, tanto si era niño como si era niña), que ocupa la parte central del pasillo, formado entre las dos filas. Todas comienzan a cantar la canción al unísono y a tocar palmas, mientras el/la jugador/a del centro baila de un lado para otro con los brazos en la cintura y marcando un ritmo acompasado con los pies, una danza sencilla:
La señorita María ha entrado en el baile,
que lo baile, que lo baile y que lo baile
y si no lo baila pagará una arepa con queso,
que la pague, que la pague, que la pague.
La que baila saca a otra a pasear, para que la acompañe, y las dos cogidas del brazo danzan en medio de las filas, mientras se canta: 

Que salga usted que la quiero ver bailar,
saltar y brincar y dar vueltas al aire.
Con lo bien que baila la moza déjala sola,
sola en el baile

Cuando ha pasado un rato, se retira la primera madre y permanece la segunda, hasta que se cante otra coplilla.
La señorita Luisa como es tan ideal
lleva los perros a misa y los gatos a confesar,
su padre toca el bombo, su madre los platillos
y la señora Lucia nos baila el fandanguillo.
La que baila saca a otra a pasear, para que la acompañe, y las dos cogidas  del brazo danzan en medio de las filas, mientras se canta:
La que baila saca a otra a pasear, para que la acompañe, y las dos cogidas del brazo danzan en medio de las filas, mientras se canta:

Que salga usted que la quiero ver bailar,
saltar y brincar y dar vueltas al aire.
Con lo bien que baila la moza déjala sola,
sola en el baile.
Caballitos de palos

Estas son las primeras carreras que hicieron los niños, ellos se imaginaban que eran unos vaqueros del oeste o que tenían su propio caballito. Normalmente el palo, pudiera ser de escoba, medía mas de un metro, estos caballitos se montaban a pelo, obviamente no tenían sillas, el palo se colocaba entre las piernas y amarraban en unos de los extremos una cuerdita para agarrarlo y manejarlo a su antojo, Los niños inventaban sus pasos como si fueran caballos amaestrados. Lo que mas emocionaba eran  las carreras, los de mayor edad tenían la ventaja., se ubicaban en la partida y a la voz de largada, debían darle la vuelta la patio de la casa, la distancia era como de ciento veinte metros, la manga tenía dos curvas, una alrededor del una mata de mango y otra, la curva final, en una mata de mamón, la recta final era como de veinte metros.

DULCES DEL PUEBLO - RECUERDOS DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ



Memorias Históricas Digitalizadas de Turmero No. 161
Doña Flor
Esta familia, comenzando por Doña Flor, ha vivido toda la vida elaborando y vendiendo dulces criollos tradicionales. Ella los sábados y domingo coloca una mesa con mantel en la plaza del pueblo, lleva una butaca de madera, bolsas y papel. Se acercan los pobladores y compran los mejores dulces de la región. Muchos visitantes vienen de otras ciudades a buscar estas delicias azucaradas. Doña Flor, es una mujer de piel morena, de unos sesenta y tantos años, vestida de medio luto en honor a su esposo Don Cipriano fallecido hace una década. Se ha defendido en la vida vendiendo sus dulces criollos. Sus cinco hijos, tres varones y dos hembras, junto a su hermana Asunción formaban su equipo de trabajo. Se dedicaban todos los días de la vida a comprar el azúcar, el papelón, las harinas y demás ingredientes. Pasaban horas rayando los cocos, picando las frutas, amasando, cocinando y preparando su inventario. Para mantenerse entre semanas, elaboraban una sabrosa chicha, hacían cachapitas dulces redondas y bollitos de maíz. Los muchachos se encargaban de ofrecerlos en la plaza y otros lugares públicos. Todo para lamerse los dedos.
Cuando el Señor Miguel llevaba los domingos sus hijos a la plaza, después de comprarle las cotufas, dar una vuelta por la plaza y jugar con las palomas, era una visita obligada ir al puesto de dulcería de Doña Flor, se destacaban las polvorosas, las conservas de coco de papelón ó azúcar y coloreadas, también las conservas de leche, besitos de coco, suspiros, biscochuelos, rucanos, almidoncitos, pavo, aliados, alfondoques, entre otros. "Uff que ricos"

A Joseíto le encantaban las papitas de leche decoradas con un clavito de especie incrustado. Era este paseo una tradición familiar, en las fiestas patronales se unían los familiares y personas venidas de todas partes, los dulces de Doña Flor eran reconocidos como los mejores.

Dona Matilde
Esta familia la componían seis mujeres que con Dona Matilde se especializaron en elaborar el Carato y  el pan de horno. Así como conservas y manjares. A Oswaldito de unos siete años, al igual que a Francisquito, quien era sobrino de aquellas seis mujeres, le ofrecían un vaso de carato, dos pan de horno y un pedazo de majarete, si les ayudaban a moler el maíz. Se comían allí mismo las provisiones "ñan,ñan,ñan". 
Ellos cumplían con su tarea de forma obediente, observaban como se elaboraba el carato, como utilizaban el papelón, maíz pilado, clavos de especies, hojitas de naranja y agua. Para darle gusto le agregaban vainilla. El Pan de Horno se hace con harina de maíz tostado, papelón y especies. En el majarete utilizaban el maíz pilado, pulpa de coco, papelón maicena y canela, entre otros secretos.
El trabajo en equipo lo dirigía Dona Matilde, cada quien tenía una tarea. Pedrito y Francisquito, era mas lo que jugaban que lo que trabajaban. Se montaban en un columpio colgado con mecate y una rueda de caucho. Había un gallinero y gallos "quiquiriqui". Se encaramaban en las matas de mango y corrían por el patio. El carato se colocaba en botellas de todos los tamaños y como tapa se le colocaba  un papel amarradito. El Majarete se vaciaba en platos semihondos y se le rociaba canela por encima. Las conservas se colocaban en hojas de plátano y los manjares en papel satinado.
Aquellos productos se vendían a los vecinos quienes estaban pendientes de su fabricación artesanal.

Misia Antonia
Esta señora era especialista en bocadillos de plátanos y guayaba. Fernandito vigilaba los días en que Misia Antonia ofrecía los bocadillos negros y rosaditas oscuras azucaradas presentadas sobre una hojita de plátano que eran para chuparse los dedos. Se acercaba a la casa de Misia Antonia y observaba como quitaban las conchas y lavaban,  cocinaban con agua en  ollas grandes y agregaban azúcar y paleteaban hasta que llegaban al punto, es decir, tenían consistencia espesa. Luego se vertía la mermelada sobre unos platones bajitos y dejaban que se enfriaran para rociarlas con azúcar, para luego cortarlos en pedacitos que se colocaban sobre las hojitas de plátanos. Estos bocadillos duraban mas en hacerlos que en comérselos. Misia Antonia también era especialista en manjares de cereza, piña, limón y otras variedades.

Mi Abuela
Su especialidad eran los dulces de lechosa y de higo, pero todo le quedaba sabroso. Las tortas de pan con pasitas eran únicas y las jaleas de mango eran especiales. No solo eran los niños sino los adultos que  disfrutaban de estos dulces tradicionales. Hay que hacer mención aparte de los quesillos de la Abuela con un acaramelado inigualable, así como de los buñuelos de yuca acaramelados y rociados de azúcar "Uhmmm". Las Tías de Armandito y su Mamá eran aprendices de excepción de aquellas recetas que se traspasaban de generación en generación. Los dulces no faltaban en las casas, cuando venían las visitas se le obsequiaban estos dulces y los familiares eran asiduos visitantes, si algo unía la familia eran los dulces de la Abuela.

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