viernes, 16 de diciembre de 2022

¡CAISTE POR INOCENTE! CUENTO DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ


 Jaimito era un niño locuaz que para todo se inventaba un cuento, se levantó aquel día pensando en jugar en la calle con sus amiguitos para aprovechar las vacaciones decembrinas, después de ponerse su pantalones cortos y su franela de franjas azules, lavarse la cara y cepillarse los dientes, se sentó en la mesa para desayunar, su mamá Emilia le dijo con voz enérgica: Jaimito, tu papá ha considerado que hoy no puedes salir de la casa por tu mal comportamiento ayer. Jaimito se puso muy triste y lloriqueando dijo que era una injusticia, su madre le puso la mano sobre el hombro y le dijo: Hoy es 28 de diciembre, día de los santos inocentes y tú ¡caíste por inocente!, jajaja. Jaimito confuso, hizo una mueca de risa leve. Todos los años era igual y siempre caía por descuidado. Es un día de bromas sanas Jaimito, le explicó la mamá, es una tradición, la iglesia lo conmemora en honor a los niños que murieron por órdenes del Rey  Herodes en su intento por conseguir al niño Jesús. Pero la tradición popular  lo toma acá en el pueblo con humor, realizando bromas a familiares, amistades, compañeros de trabajo o de estudio. Se aprovecha el día para hacer trampas, engañar, mentir, escribir falsos documentos, etc. En ese momento llega su hermana Maru a compartir el desayuno, a ella le encantaba tomar su café con leche con bastante azúcar, Jaimito no tardo en desquitarse, fue sigiloso donde la mamá y le puso sal al café de Maru, cuando su hermana tomó un sorbo, lanzó la taza, Jaimito se reía mientras decía ¡Caiste por inocente! y Maru comenzó a perseguirlo hasta que la señora Tere que trabajaba en la casa, la paró y explicó que era el día de los inocentes. En ese mismo momento el papá de Jaimito llegó a la mesa con el periódico del día y se sorprendió cuando leyó el titular de una noticia en primera página que decía “Golpe de estado contra el presidente electo”. Con curiosidad leyó la información y en el último párrafo, señalaba que todo era una broma y finalizaba con la frase del día ¡Caíste por inocente! El señor colocó el periódico a un lado. Ese día hasta los periódicos presentan noticias engañosas.

Jaimito salió a la calle con deseos de hacer sus bromas y se encontró con su amiguito Pedríto, a quien le dijo viendo hacia el cielo, oye mira Pedrito, un platillo volador, Pedrito se puso la mano sobre la frente para taparse del sol y comenzó a buscar y nada, y dijo no veo nada, Jaimito le dijo ¡caíste por inocente!, jajaja.

Jaimito se dirigió a su casa ya que tenía ganas de ir al baño, busco una cajita pequeña de plástico, se metió al baño  para hacer sus necesidad, fue a la cocina y coloco azúcar al contenido, y salió en busca de Jorgito, un niñito con quien había tenido algunas trifulcas, al encontrarlo Jaimito le dijo quieres probar estas bolitas adivinadoras de chocolate que preparó mi mamá, Jorgito tomó la cajita y agarró una de las bolitas azucaradas, y cuando las acercó a la boca, le pegó un mal olor, y grito: Coñ..o esto es mie..da, y Jaimito le dijo: Otro más que adivinó, ¡caiste por inocente! Jorgito enfurecido persiguió a Jaimito que corriendo por el vecindario logró llegar a su casa y cerró la puerta. Salió con cautela a las 4 de la tarde todos los niños jugaban en la calle y habían olvidado lo anterior. Sin embargo Jaimito, tremendo como siempre escribió con marcador en una hoja de papel lo siguiente: SOY DEL OTRO LADO Y QUÉ? Jaimito esperó que pasara el joven Juancito que se la echaba de bello y enamoraba a todas las chicas. Entonces Jaimito se le acercó y saludo, y con una cinta adhesiva le pegó el cartel en la espalda. Mientras Juancito se pavoneaba por la calle, todas las muchachas se reían con disimulo.

Esta fue la última travesura de Jaimito ese día de los inocentes.

Colorin Colorado, este recuerdo ha terminado.

 Cualquier relación con la realidad es pura coincidencia.

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lunes, 31 de octubre de 2022

EL GARDEL TURMEREÑO - RECUERDOS DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ

 

El Gardel Turmereño era un indigente con ciertos problemas mentales que nadie supo cuando llegó ni cuando se fue, de barba larga, con sombrero gaucho y vestimenta mugrienta, usaba un palto zurcido que le quedaba grande, la camisa manga larga derruida y con el cuello sucio, una pintoresca corbata en igual estado. Los zapatos tipo botas con trenzas de cuero mal amarradas. Gardel, “el morocho del abasto” de Turmero  visitaba con cierta regularidad establecimientos, casas de habitación y preferentemente los bares. A los negocios y viviendas  llevaba limones, mangos, mamones u otra fruta que conseguía por el vecindario. A cambio  recibía dinero, comida y alguna que otra muda, en contraparte cantaba su acostumbrada serenata, él sabía que tango les agradaban a sus colaboradores porque se lo habían pedido, como aquella canción VOLVER, que decía “Yo adivino el parpadeo, de las luces que a lo lejos, van marcando mi retorno.”, o esta otra MI BUENOS AIRES QUERIDO, cuya letra era esta: Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver, no habrá más penas ni olvido.

Hay que reconocer que tenía una voz melodiosa en imitación a “Carlitos” como cariñosamente le decían. Le gustaba que lo llamaran Gardel, el famoso “Rey del Tango” y ese era su orgullo. Su verdadero nombre nadie lo sabía. Cuando pasaba por la plaza se iba al cotoperiz y daba un concierto a los transeuntes que lo rodeaban. Entraba a los bares o botiquines y a cantaba en las mesas a gañote tendido a cambio de una cervecita "Glup" o un trago de aguardiente, aquí y otra más allá. Allí solía cantar una especial para despechados "Buaaa", EL DÍA QUE ME QUIERAS y entonaba “El día que me quieras, la rosa que engalana, se vestirá de fiesta con su mejor color”. No podía faltar aquella titulada CUESTA ABAJO que con emoción entonaba: “Ahora, cuesta abajo en mi rodada, las ilusiones pasadas, no me las puedo arrancar”.

Cuando ya la luna se ponía tenía por costumbre irle a cantar todas las tardes a una señora desde la reja de la casa, y le cantaba el tango “MANO A MANO” que dice así: “Rechiflado en mi tristeza, hoy te evoco y veo que has sido en mi pobre vida paria sólo una buena mujer”. 

Salía al amanecer y regresaba turulo en horas nocturnas. Su guarida donde dormía tenía algunos enseres era debajo del puente del río Turmero, un colchón de resortes, unas cacerolas y colador de café. Allí prendía una fogata para darse calorcito en las noches y alejar los zancudos "Bzzzz". 

El Gardel Turmereño prendió un cigarrito y canturreando para sí mismo decía como gemido “Fumando espero a la mujer que quiero…” y el sueño lo venció.


martes, 25 de octubre de 2022

PIPO EL ALPINISTA - RECUERDOS DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ

Recordaba Pipo el pasado cuando de niño le encantaba subir al cerro llamado La Tarasca, donde sobresalía El Picacho que estaba cerca de su casa y tenía más de mil cien metros de altitud.  Eran los primeros días de diciembre, su mamá le encomendó una tarea, ir al cerro y conseguir un árbol pequeño de metro y medio que estuviese reseco para convertirlo en arbolito de navidad. Pipo invito a su compinche Nenín para que lo acompañara. Llevaban una cantimplora llenas de agua cada uno y unas mandarinas en una bolsita. Pipo llevaba un machetico envuelto en papel para poder cortar. Emprendieron la travesía como a las 3 de la tarde, ya antes habían subido hasta El Calvario donde estaba la Cruz que encendían para fecha de navidad y donde los fieles llegaban al sitio que era la última estación del Vía Crucis en Semana Santa. Llegaron al pie de cerro e iniciaron el ascenso, lo hicieron por el camino del frente en vez de irse por el lateral izquierdo, más lejos pero más seguro. El camino era más empinado, estaba la tubería que trasladaba el agua desde la esquina del Filtro hacia La Casita de Agua en El Calvario y viceversa por gravedad para surtir al pueblo. Llegaron algo cansados ¡Ufff! por lo inclinado a la Casita de Agua, otros la llamaban La Cajita de Agua, que era un tanque o depósito donde ellos se asomaron y vieron la peligrosidad de caer allí Desde allí tenían una panorámica del pueblo. Aprovecharon para tomar agua de una cascadita que se formaba por un drenaje del tanque, no era fácil bajar a la cascadita por su inclinación, de repente Nenín escuchó un ruido como de una serpiente “Sshhhh...Sshhhh” y salieron volando. Prosiguieron la marcha por la ruta al Picacho, tomaron unos palos para sostenerse en la subida, buscaban el susodicho árbol de navidad y no veían alguno parecido, entretenidos por lo bello del paisaje que observaban y conversando, llegaron hasta el sitio denominado “La Escalera” hasta donde Pipo ni Nenin nunca habían llegado. Se impresionaron por lo inclinado y largo del trecho, Nenín exclamo ¡Dios santo! Tomaron agua, dudaron en seguir, pero se atrevieron. Aquello era peligroso para estos dos niños. Si sus Padres los vieran los hubieran halado por las orejas. Comenzaron a subir agarrados de los árboles, se impulsaban con las piedras sobresalientes  de lo que fue una escalinata y las raíces  de los árboles, iban casi en vertical ¡Cuidado! Decía Pipo. Hicieron una pausa, tomaron agua y se comieron una mandarina, les faltaba la mitad. Menos mal que el terreno estaba seco. Al fin subieron la escalera, le faltaba otro trayecto para llegar a la cima del Picacho. Subieron de prisa por la emoción de llegar. No fue fácil, entre breves bajadas y subidas llegaron ¡Bravo! Dijeron al unísono, allí pegaba mucha brisa ¡Ssshssh!, menos mal que era de tardecita y no pegaba tanto el sol; sin embargo al lograr la cumbre aprovecharon la sombra de un árbol pequeño, allí descansaron sobre unas piedras, estaban extenuados. Luego se acercaron al borde, había una bandera grande de Venezuela clavada y una Cruz de madera como de cuatro metros de alto. Quedaron estupefactos ¡Guau! Se divisaba no solo el pueblo y la zona agrícola, sino el Lago de Tacarigua, los Morros de San Juan, parte de Maracay, Cagua y otros poblados. Se sentaron un rato a contemplar el horizonte, la brisa hacia zumbidos. Se percataron por la posición del sol al oeste, les avisaba que era necesario regresar. La bajada era igual de peligrosa.  Después de la Escalera, se esmeraron en buscar el árbol de navidad, divisaron uno en lo alto del camino, subieron y lo cortaron ¡Trac…Trac! Lo cargaron entre los dos. Esta vez bajaron por el otro camino donde estaban unos hornos gigantes de ladrillo de una antigua mina de cal. Apuraron el paso, iban sudaditos, al llegar a casa Pipo pensaba ¡Ay de mí! Le entregó el árbol y la mamá le dio las gracias; pero les reprendió porque se habían demorado demasiado. Los niños no dijeron nada, Pipo y Nenín habían hecho un pacto: ”Cállate boca, ciérrate pico. Hágase el silencio y el silencio se hizo”. Los alpinistas se miraron y sabían que habían  ocultado todo. A bañarse y descansar.

Pipo terminó la narración diciéndose a sí mismo: “Es verdad lo que narré, lo viví y así se los conté”.


viernes, 21 de octubre de 2022

EL MUSICOLOGO - RECUERDOS DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ

 

EL MUSICÓLOGO!!

Marquito era un niño que le gustaba la música, era un musicólogo, se iba a la plaza del pueblo y entraba al Bar Camel donde estaba su tío que siempre le daba para las chucherías, el tío se tomaba unas cervezas  “¡Glup, Glup!”con amigos. En el bar estaba una rockola y los despechados que bebían cerveza, introducían una moneda a aquel artefacto de moda en los bares que tenía una lista impresa de las canciones y sus cantantes con una letra y un número que la identificaba, pulsaban los botones "Click" y un brazo mecánico buscaba el disco 45 y lo colocaba para que la agujita lo hiciera sonar. Así Marquito aprendió a conocer algunas  canciones, la que más sonaba en aquel entonces, era una llamada “Linda” cantada por Daniel Santos, el inquieto anacobero, que decía así: “Yo no he visto a Linda, parece mentira…”. Todo era por época, cuando se pegaba una canción la ponían una y otra vez. Otra tarde y después de unas semanas entró al bar nuevamente, sonaba otra que le encantó como buen melómano, “Rayito de Luna” cantada por el Trio Los Panchos. Marquito se sentaba en un banco de la plaza cerca al bar y escuchaba las canciones. Recuerda que otra que estuvo de moda era aquella de Lucho Gatica llamada “Reloj” que Marquito cantaba hasta en el baño: “Reloj no marques las horas  porque voy a enloquecer…"Tic, Tac"”. “Te odio y te quiero” de Panchito Riset, “Bésame mucho” de Consuelo Velazquez, entre tantas. Más de un despechado y pasado de tragos lloraba “Sniff, sniff” abrazado a la rockola..

Marquito algunas veces cuando el campanario anunciaba  las  seis de la tarde, ¡talán, talán! regresaba en ocasiones a la plaza, vivía cerca, para escuchar del otro lateral la música que sonaba por los altavoces del cine Capítol  antes del inicio de la función de siete de la noche: “Magia Blanca” cantada por Chucho Avellanet que Marquito  tarareaba ¡tarara, tarara!: “Magia blanca tú tienes, me has hechizado a mí”. Otra imperdible era “Lamento Naufrago” en la voz de Chico “Sensación” Salas oriundo de este pueblo, la canción decía así: “Sobre la arena mojada y bajo el viejo muelle la besé con honda pasión”. Después sonaba un bolero en la voz romántica de Felipe Pirela,  Puerto Cabello. La primera estrofa decía así: “Mi puerto cabello, pedacito de cielo, que acarician las aguas, de estas playas caribe”. Tony Aguilar y “la Cama de Piedra” que al estilo mexicano decía: “De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera, la mujer que a mí me quiera, me ha de querer de veras, "ay, ay”. Era una tras otra, y no podía faltar Julio Jaramillo, Olimpo Cardenas y Carmen Delia Dipini y tantos otros. Cuando sonaba el timbre anunciando el comienzo del rodaje se terminaba la función musical.

Los sábados y domingo el ambiente de la plaza era amenizado por el popular Macías Martínez, el primer disk jockey que se conocía con su conjunto Los Espejos, allí Marquito escuchaba canciones como “Tu sabes” de Estelita del Llano, cuya letra es así: “Tu sabes que te amo y sabes que te quiero”. “Granada” de Alfredo Sadel, “Piano Merengue” de Damiron, la Sonora Matancera y su nobel cantante Celia Cruz con tantos éxitos, -“Cachito” de Nat King Cole y pare usted de contar. 

Los domingos a las cinco de la  tarde había retreta musical con la banda marcial del estado. Las piezas musicales eran pasodobles, combinados con música de antaño y valses. “Viva España”, el Negrito del Batey y Alma Llanera no podía fallar

Marquito leía en el cancionero las melodías de moda, hasta que Zzz, Zzz se dormía.

Marquito creció, ingreso a la escuela de música y aprendió a tocar el saxofón, formó parte de Orquesta Sinfónica Infantil.

Este relato se acabo, pues el tiempo de la canción terminó!!

sábado, 8 de octubre de 2022

CRISTÍN : EL NARRADOR INFANTIL - N.G.RODRIGUEZ

CRISTÍN : EL NARRADOR INFANTIL

Cristín era un chico que recién acababa de hacer la Primera Comunión, tenía devoción católica y le preocupaba que nadie se interesaba por los sitios históricos y naturales; por eso los días sábados y domingos cuando venían visitantes a su pueblo se instalaba en el altozano de la Iglesia con el fin de ejercer su papel de narrador infantil, se ganaba así unos churupitos para la compra de sus golosinas que compartía con sus hermanos. Ofrecía sus servicios acercándose con decisión y comenzaba su relato sin que le preguntaran: “Este templo fue bendecido definitivamente el 14 de septiembre de 1791 por el Padre Juan José Álvarez de Lugo”, para saber estos detalles Cristin  tuvo que documentarse de un librito que decía Turmero - Documentos Inéditos.  Desde el altozano señalaba la fachada del histórico templo e indicaba  “en lo alto se aprecia a la patrona Virgen de Candelaria y a los lados a San Tiburcio y Santa Ana, los copatrones”. Haciendo alarde de sus conocimientos les explicaba que “en los pequeños nichos se observan los signos de la pasión de Jesucristo, vean el azote, los clavos, el martillo y hasta la vara para humedecer sus labios,  y también la lanza que traspasó su corazón, ninguna Iglesia tiene una fachada como esta”. Mientras los turistas permanecían boquiabiertos mirando hacia el cielo azul, seguía su narración, “Vean la corona de espinas”. Uno de los visitantes le pregunta quién fue el autor de dicha fachada, a lo cual Cristín les refirió que “se desconoce al autor”. Siguió su recitación y les indicó con su dedo índice que “también se observa el símbolo de la Eucaristía con un tabernáculo y dos candelabros, así como el cáliz”. Finalmente les dice que los indígenas están representados en estatuas individuales. Cristín les señala el campanario y el reloj. Les invita a pasar al interior del templo, ingresando por la nave izquierda, allí no podía hablar ¡chsss!, solo señalar y en voz murmurar algo, les muestra la Gruta de la Virgen de Lourdes, con velas encendidas en el piso, que significaban las Ánimas benditas del Purgatorio; les señalo una entrada que daba al sótano y que fue un cementerio “susto”. Más adelante se paró frente a la capilla de la Virgen de Coromoto que se comunica con la Casa Parroquial. Se paraba frente a las imágenes de las Vírgenes, La Merced, la del Carmen, la Inmaculada Concepción, y la capilla del Santísimo Sacramento del Altar, con bancos y lámparas que producían una luz tenue que estimulaban a la oración en silencio. Al final de la nave el altar de Cristo y la Virgen de la Dolorosa. En la nave central, estaba el altar mayor con el Sagrario y la Custodia, arriba la Virgen de Candelaria donada en los primeros años del siglo pasado por el Presidente del Estado Aragua, a los laterales los co patronos Santa Ana y San Tiburcio, en la cúpula resaltaban pinturas al óleo. La Sacristía detrás del altar mayor; así como un depósito de urnas”Uyuyui”.

En el altar del ala derecha estaba San José y la Virgen María, por el pasillo estaba la Imagen de San Antonio de Padua, el Sagrado Corazón de Jesús, la Santísima Trinidad, San Francisco de Asís y El Nazareno.  A la entrada por el portón derecho estaba el bautisterio con la pila bautismal y un Ángel en bronce puro donado por el Presidente Guzmán Blanco. Se destacaba un óleo sobre la pared de Juan el Bautista y Jesús recibiendo el bautizo en el Jordan. La iglesia está adornada con lámparas en sus tres naves. El pulpito ubicado en la columna central a mano izquierda. Dos confesionarios, uno en cada lado. Arriba se observa la inscripción JHS y los vitrales de colores. En la parte alta a la entrada esta la sala de música con un órgano de viento.

Al finalizar el recorrido, la familia daba la propina a Cristín, el narrador infantil.

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jueves, 6 de octubre de 2022

VIRULO, EL NIÑO TREMENDO - RECUERDOS DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ



VIRULO

Fue el muchacho más tremendo e inquieto que pasó por la escuela, muchas veces era enviado a la Dirección para llamarle atención y el representante pasaba pena tras pena. En ocasiones fue suspendido y hasta expulsado cuando estaba en cuarto grado. Era catire, hijo de europeo con criolla. Llegaba tarde todos días, en la cola era el último por su tamaño, además de ser el más espigado era el de mayor edad, se demoraba pasar de un año a otro. Los niños del sexto grado tenían una edad entre  11 y 12 años, Virulo tenía 15. Cuando el Maestro debía salir de clases porque era llamado por su superior, se paraba sobre los pupitres y promovía una guerra de avioncitos, saltaba de un lado a otro “Tras,Tras”. Gritaba y pintaba groserías en la pizarra. Les quitaba la merienda a las niñas. Se montaba en las barandas. Los otros niños impávidos veían las atrocidades de Virulo. Cuando el Maestro le preguntaba sobre algún tema siempre se quedaba callado “Shsss o respondía mal, se notaba que no estudiaba, las tareas eran inconclusas, si le pedían que fuere al pizarrón a hacer alguna operación matemática estaba despistado y en los exámenes llevaba chuletas y cuando no, se trataba de copiar o que le soplaran bajo amenaza. Casi siempre era castigado, más de una vez le dieron reglazos “Plass, Plass” en la mano abierta o lo dejaban después de la hora de salida, lo hacían dar vueltas al patio, tenía que hacer saltos de rana “Croac, Croac” , sentadillas, flexiones y demás ejercicios. Como era peleón por alzado, siempre retaba a otro compañero  a pelear después de la hora de salida en las calles contiguas. Virulo era sucio como los luchadores malos, usaba los pies, las rodillas y hasta le halaba los cabellos al contrincante y les mordía “Crunch” , a veces le echaba tierra en los ojos y usaba manopla para tener más contundencia en los golpes. A Virulo no lo podían controlar. En los actos culturales gritaba en vez de aplaudir ¡plas, plas!. Lo único que hacia bien era jugar a la pelota, le gustaba ser el receptor. Líbrense los Maestros de un estudiante como Virulo.




martes, 4 de octubre de 2022

PELICULIN - RECUERDOS DE LA INFANCIA. N.G.RODRIGUEZ


Había una vez un niño llamado Peliculín que le gustaba tanto el cine que durante la semana hacia rifas y dupletas hípicas para conseguir el dinerillo para ir al cine de vermut y matineé los sábados y domingo. En el cine sonaba un timbre “ring,ring,ring” para avisar el comienzo de la función. Peliculín iba siempre con su hermano o compinches de la cuadra, después de comprar el boleto pasaba por la venta de chucherías y compraba  lo que le gustaba, chocolate de avellana o de fresa, aeromint, ping pong, california, chiclets o mani salado, y un refresco. Le gustaban las películas de vaqueros ¡bang!; ¡pam, pam! de Roy Rogers,  Gene Autry, Hopalong Casiddy, Cisco Kid, el Zorro y el Llanero Solitario. Las cómicas “ja,ja,ja” del Gordo y el Flaco” Stan Laurel y Oliver Hardy. Las de Tarzan con Jhonny Weismuller, no le gustaba cuando salían los pigmeos y claro las de Lassie y Rintintín ¡guau, guau! y las de Disney. Otras que no agradaban para nada eran las películas de dinosaurios. Algunas de estas películas eran continuadas, por capítulos diferidos para la próxima semana. No todo era normal dentro de la sala, de vez en cuando se iba la luz y había que esperar o que la cinta del carrete se dañaba, allí algunos gritaban “Pinocho apaga el tabaco”, Pinocho era el operador.  No faltaban los abusadores que se paraban de la butaca para ir al baño y les gritaban, ¡agachate!. También quienes comentaban las escenas porque ya habían visto la película y lo mandaban a callar ¡chiss, chiss! . Las parejitas de enamorados juntaban las cabecitas y no dejaban ver a quién estaba detrás o algún sinvergüenza con flatulencia excesiva y aquello era infernal, había que taparse la nariz. No faltaba quien se quedaba dormido ¡Zz,Zz! y roncaba ¡rrrrrrrrr! Peliculín también hacia travesuras, junto a los compañeritos lanzaban papelitos a quienes querían molestar. 

En el otro cine, más popular y donde pasaban películas mexicanas, tenía butacas y el espacio que llamaban gallinero, no tenía techo, eran bancos de madera, donde muchos se acostaban, en ese cine solo había matinée los sábados, allí iba a ver a Cantinflas, Tintan o Clavillaso y Resortes, las películas más recordadas por Peliculín están el “Beisbolista Fenómeno” de Resortes, “Ahí está el detalle”  de Cantinflas, las películas de lucha libre de El Santo o Enmascarado de plata. Los tráiler previos a la función traían noticias o adelanto de películas.  A veces anunciaban de Pedro Infante como “Pepe, el Toro” o de Libertad Lamarque que eran para llorar !jejeje!En el gallinero los mayores echaban sus primeros fumitos. Válgame Dios.

En cuento ha terminado!!

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viernes, 30 de septiembre de 2022

EL SUEÑO DE UN TURMEREÑO - RECUERDOS DE LA INFANCIA - N.G.RODRIGUEZ

 


INTRODUCCIÓN:

Dentro de los recuerdos de la infancia tenemos el nombre de familias y personas que revolotean nuestra mente. Seguro faltan otras más, así como nombres de sus miembros, este es un primer esfuerzo, indudablemente que con los aportes de los lectores conoceremos y/o complementaremos la información. Cualquier error o aclaratoria me la hacen llegar. Preciso, estas eran las existentes para ese momento que Joselín soñó su paseo por las calles de Turmero. Seguro que algún lector recuerda otras familias y hasta en el mismo sitio porque fueron distintas épocas. 

DEDICATORIA

Este cuento va dedicado post morten a mi tío político José María Marín que cuando venía de Caracas, se bajaba del autobús de Lineas Unidas a la entrada del pueblo y como buen turmereño, recorría todo Turmero visitando a sus amistades, llegaba a nuestra casa en el anochecer ya cansado y lleno de polvo a bañarse, comer  y descansar. Veamos este recuerdo de aquellos tiempos: 

EL SUEÑO DE UN TURMEREÑO 

Joselín era un niño de unos diez años que conocía bien a su pueblo donde jugando a los policías y ladrones se iba correteando por esas calles polvorientas o lo recorría en bicicleta en sus paseos al río para echarse un chapuzón, por allá cerca del lavandero del pueblo; claro todas esas andanzas sin permiso de sus padres. Una noche Joselín tuvo un sueño que nunca olvidara, soñó que iba deambulando por los caminos de su pueblo e identificaba a sus conocidos que habitaban en aquel lugar bullicioso, de tantas leyendas y recuerdos. Se paseó por la calle Real o Mariño lo primero que encontró pasando el puente de El Macaro, fue la quinta Villa Blanca de Don Silvestre Romero y Delia Palencia con sus hijos Blanquita y Aroldo. Luego la casona de los Contreras por donde pasaba una acequia,  allí crecieron sus hijos Rafael, Ana María, Carlos y Chepo. La familia Tesorero y los Fonseca vivían cerca. El señor Pedro Fonseca tenía un bar con cancha de bolas y de boliche, célebre por su Guarapita de papelón con caña clara. Al frente estaba una estación de gasolina. Al frente de Contreras estuvo la señora Cordova y sus clases de Arte y Oficio. Luego sede de Copei. Tambien al frente la sede de AD.  Más adelante estaba la casona de la familia Martínez Rui, cubría toda una manzana completa con oratorio y caballeriza "Jiiiiiii". Allí habitaban Doña Vicenta y su hijo Vicente quien luego fue Gobernador de Aragua. Seguían los Gordil, los Borgo y los Pérez Ramos: Luis, José, Benito y La Nena. Misia Trina Garrido de Mercado, Joselín se acordaba de las sobrinas, Eunise y Anabel que venían de Caracas a pasar vacaciones en Turmero. En esa cuadra el señor Nayib Joussef, conocido en el pueblo como Musíu Felipe y Misia Josefa, regentaban el negocio “La Rosa Blanca” y los hijos de Misia Josefa, Humberto y Filadelfo estaban presentes. Así como José, hijo del señor Nayib. Cerca la popular panadería de Severiano Magallanes donde en bicicleta de reparto llevaban las bolsas de pan a las casas. Joselín aprovecho para comer "ñam, ñam, ñam" las tunjas azucaradas y los cortijos redonditos y aliñados que tanto le gustaban. Después de la Plaza Mariño y pasando la casa de los 9 pilares donde funcionaba la comandancia de Policía y el Concejo Municipal, y mas adelante los bares El Camel y La Soledad "Hip, hip"", por allí vivió Valerio López y Josefina Hernández con sus hijos, Finita, Negrito, y otras. Joselín se adentró en la prolongación de la calle Mariño. La familia Gómez Ríos, Buenaventura y Adelina (La Catira Ríos) con sus hijos Adelys, Efrén, Freddy, Magaly, Edda, Omar y Alejandro. Francisco Rodríguez y María Emilia con sus hijos: Vicente, Carlos Augusto Francisco José, Matilde y luego José Gregorio. Oscar Rodríguez y María Teresa Acevedo con sus hijos: Bernardo, Nora, Beatriz y Jesús Octavio. Las Olmos Manzo, Misia Rosarito, la Negra y Lalita ubicadas en la casa donde funcionaba la Oficina del Correo. Allí estuvo resguardada por muchos años la imagen de la Virgen de Candelaria testigo de las llamadas  telefónicas de Joselín cuando pedía prestado aquel aparato de manillita para pedir el número a la operadora. Al lado habitaba Míster Páez y Doña Clarisa. Luego se mudó Nina Barreto e hijos José Manuel y Nervis. Los Tosta (Kiko y Alicia), Carmen Flor, Alicia y Dulce; de vecino al lado Luis Blanco y descendientes, recuerda Joselín a Julio, Rosita y Ernestina. Lucia Pérez., en cuya casa funcionaba la cofradía de Cristo Crucificado que atendía su hermano Luis Pérez. Ramón Guevara con sus hijos: Juancho, Rómulo, Dimas, Belén y Carmen. En la esquina, la bodega de Roberto Pimentel donde con lista en mano hacia el mercado fiado que anotaba el señor Roberto en un cuaderno. Allí Joselín se tomó un refresco de Chicha A1, cuyo pico era grande y le decían cu*lo de botella. Los Sarcolira Barreto e hijos: Carlucho, Amalio, Florangela, Javier y otros. Al frente los Brito en la esquina con Camilo Torres.  La casona de Leónidas Garrido,  famoso por sus cuentos de cacería, con esposa e hijos: Moraima, Haydee, Antonieta, Irma y los varones. Los Alcala, Los Ladera. Los Blanco Arenas, el señor Martín e Isabel y sus hijos Jesús, Magaly, Carlos, Héctor y Martín. También los Negrín con sus hijos Teresita y Hugo.  Los Maldonado cerca del pie de cerro. Los Aponte.

Joselín seguía en su visión y se paseó por la calle Ricaurte que venía de la estación del ferrocarril de la Julia "Chucu, chucu". Frente al estadio nuevo los Valentiner, recuerda a José y Néstor. Los Garboza, el señor Chencho, el del toro con cacho, con su montura cubierta de sacos que salía por todo el pueblo, su hijo Omar y otro que llamaban Changarita. Los Caballero: Virginia, Luis (El Gato), Julio (Maldad), Bruno y Emilio; al lado estaban los Blanco con Virulo que era muy travieso. Al frente Tomasita Torres con sus hijas Beatriz, Corina y Omaira. Eleuterio Médina, llamado Mañanita, la señora Elisa y sus hijas, una de ellas Enilde.Por la misma vía hacia el norte en Pueblo Nuevo estaba la familia Ortiz. Los Benítez y los Alvarado: Elpidia y José Delfín. Mientras más se alejaba  del centro Joselyn conocía a menos pobladores. Se recuerda a Danilo Melo y familia, Felix Silva y familia, Pernalete que hacia transporte. 

En ese momento Joselín se despertó, orinó en su bacinilla colocada debajo de su cama y tomó un sorbo de agua, se acostó con la esperanza de continuar su fantasía.

De nuevo en los brazos de morfeo "Zzz, Zzz", ingreso a un lugar muy conocido por él, la calle Urdaneta que antes llamaban El Silencio. Allí vivía Manuel Rodríguez y Felicia Rodríguez con sus hijos José León y Merceditas. Pasando por allí le salió un perro bravo "Guao, Guao". Misia Herminia Pacheco y Angel Augusto Rodríguez y su esposa Edita Martínez con sus hijos: Gilberto, Germán, Efrén y Carlos; luego Mariela. Francisco Magallanes y Ana Jacinta con sus hijos Lerida, Margarita, Frank, Nelly, José (Cheo) y María Elena. Al lado estaban Zoila y Pedro Caldera, Amanda, Juanita (Mamá de Coromoto y Chuo Esaá) y Emilia.  Los Franco con sus hijos José y Ana, situados en la esquina con Petión. Domingo Tovar y su negocio. La familia Ramírez, Evelia e Ignacio. Al principio de la Urdaneta vivía la familia de Pedro José Pérez, mejor conocido como "Pepemí". La familia Acosta, Ligia y Narciso. Víctor Orozco el cual daba terror verlo sentado en su silla, tenía una casa de citas donde llegaban sigilosamente los usuarios. Al frente era un terreno vacío donde instalaban los circos y las atracciones mecánicas. La casa de María Felicia Puerta que elaboraba unas arepas de las mejores. Habitaban con ella los Moronta: José Domingo, Teresa, Miguel y Oswaldo. Los Pulido donde elaboraban conservas de plátano, de leche  y otros manjares. Gregorito Gutierrez también vivía en esa cuadra. Al final de Urdaneta vivían las Martínez, la señora Margarita y sus hijas Julia y Auristela, y Pepe. Estando por allí se consiguió con un personaje del pueblo que llamaban "Risitas" porque siempre se reía y contagiaba a los demás "Ja,ja, ji,ji". La familia Marquina Agüero, Pablo y Altagracia con sus hijos: Jesús, Lida, Pablo y Rafael. Vicenta Martínez tenía el frente por el Callejón Urdaneta conocido como Callejón del Diablo entre Miranda y Urdaneta.

Viniendo de La Encrucijada, cuando venía pasando mas acá del cementerio un carro le toco la corneta "tururú...tururú" porque circulaba algo atravesado, Joselín entró a Turmero por la conocida esquina de Cagua, donde existió una bomba de gasolina, esa es la calle Ribas, lo primero que se encontró fue con la Casona de San Pablo donde vivía Harry Ganteaume Tovar con Misia Elia e hijos, más adelante vivía Julio Pantin, su esposa Yolanda e hijos. Pedro Reyes y Rosa Ponce habitaban más adelante, con sus hijos Luisa, Pedro, Oscar, Zahyra, Nora, Carlos y otros. La familia Torres al frente, al lado del bar La Libertad, recuerda a Carmén Yolanda que se casó con el volibolista Claro Romero. Pasó por donde Arcadio Flores, el telegrafista, esposa e hijos: Angel, Victora, Rosalía, Arcadio, José, María, Leopoldo y Jaime. Allí Joselín tomó en una ocasión decembrina un trago de Ponsigue y le dió un veri veri por efectos del alcohol, jejeje. Al frente estaban los Castro, familia cubana, Arnaldo, Leandro, Manolo y otros. Los Deus, dentro de los cuales estaba Irma que estudiaba con Joselín. Llegó Joselín  después de la iglesia  que repicaba "Ding, dong" dando la hora, donde Pancho Ruiz y Herminia (Mina Ruiz) e hijos Otto, Minita y Silvia, en cuya casa funcionaba la oficina del teléfono. La familia Correa, la señora Carmén y sus hijos: Jorge, Olivia y Alicia, cuya casa quinta estaba más adelante. Carmén Brea y esposo(los de las cotufas en la plaza) con sus hijos Salvador y Vicente.

Joselín comenzó a recorrer la calle Petion que es una de las más largas. Allí vivía  Alfredo Lozano Villegas y Yolanda Pacheco, al frente los Sarcolira y Lope Justiniani padre de Benjamín y Gimón . También el señor Víctor Veloz que tenía un Bar frente a la plaza donde estaba el cotoperiz, era famoso también por el guarapo de piña y el cambur pasao, consumidos en ocasiones por Joselín. Al lado del Bar estaba la bodega de Euclides Flores. Donde se ubica el Mercado Municipal. Los Hortelano, famosa la señora Carmén por su dulcería y por unas cachapitas redondas que sus hijos Dario y Eddys vendían  a los transeúntes en su recorrido hacia la plaza. Los Noguera cerca de la Tienda El Milagro.Victor y David Blanco. Bajando hacia la plaza encontramos a los Blanco y Peláez, Leonor, Teresa y Matilde, en la Tienda El Tesoro Escondido. Horacio Garrido, su esposa e hijos, Horacio, Oswaldo, Luis Alfredo y Tommy. Las Pacheco Lugo donde estaba el Cine Capítol. Josefina Reschop y el sacerdote Carlos Reschop en esquina  frente a la plaza donde quedaba la Libreria del Negro Rodríguez. Julián Farfán, el carretero, padre de Chico Salas, el cantante de "Lamento Naufrago". Los Romero, Aurelio, Juliana y Claro. Juan Pila, el coleador. José Reyes y Rita Arciniegas  y sus hijos Dinora y Joseito. Hortensia  y Milena Borgo, hermanas de José Arturo Gonzalo Borgos y esposa con sus hijos: Noemi, Elsa, Haydee, Amelia y Gonzalo. Luis Pérez en la esquina con Urdaneta. Abelardo Marín al frente, allí vivió Natalia Fagundez que visitaba a sus amistades y le gustaba conversar "Bla,bla,bla". Más adelante Rodriguito, esposa e hijos, también Maritza Asprino de Pacheco, viuda de Alfredito Pacheco.

Pasó Joselín en su profundo e itinerante sueño "Zzz, Zzz, Zzz" por la calle Bolívar, antes Candelaria,  donde vivía Carlos Trujillo Córdova y su esposa la maestra Nieves Sarco e hijas Besky y Merly. La familia de Balbino Blanco Sánchez y la maestra Ana Antonia Díaz e hijas. María Vidalina Olmos, su hija Elvía y Gladyz hija de Elvía.. Los Fariñas con Dilia Pacheco e hijos: Antonieta, Jorge y Azucena. Los Piñero con María Auxiliadora. La mamá de La Catira Ríos vivía en la esquina de la Petión con Bolívar. Los Matute en la parte alta de la farmacia en cruce con la Petión. Mr. Paul Heilboth y sus hijos Valerio, Erwin y Carmen, cerca donde estaba el Abasto La Surtidora del señor Sánchez. Los Agüero, la señora Eva y sus hijos Lourdes (madre de Maritza y Xiomara),  Gladys, Jesús (Chucho), Carlos y otros más. Cerca la casona de Los Morgado, Brigido y Francisca, y sus hijos que Joselín conoció fue a  Isabel y Brigido. Al final Juan Hernández y familia. Pasando la curva vivió en la calle Ramón Bastidas moraba José Pacheco Lugo y su esposa Blanca Cedeño e hijos: Josefina, Marinelly, Juan,  Alfredo, Adolfo, Carmen, Susana y otros.  

Cuando entró por la calle Miranda observó la casona de Don  Vicente Mendoza, el músico, y su descendencia. La familia Soto, la maestra Alfonsina, Moises y Maura. Salvatore Parravano, de profesión carpintero, y María Marino e hijos Enza, Vicente y Enrique. Isabel Padilla y familia.En la esquina de la Ribas con Miranda estaba la familia Magallanes Orellana: La señora Carmén y sus hijos: Teresita, Fernando, Rosario e Irma. Al lado Amalia Rodríguez, su hijo Francisco (Panchito) y Luisita su nieta. Al frente otra familia Reyes. Los Polanco, Imelda y Maruja. Los Michelangelli, Georgina y María.Los Molina con Amelia, Cirilo y Ruben, y los Acevedo con Cecilia y César, Al lado Adolfo y Adilda Molina, sus hijos Mercedes, Ylse, Adolfo y Ady. Al frente vivió Vicente Rodríguez y Gladys Agüero y sus hijo,Mirna, Negrito y las morochas Melba y Eva, y otros más. Vicenta Villegas y sus hijos Luis, Miguel, Inés, Pancho, Rigo, Edita y otros. Vicenta era famosa por sus arepas. La familia de Hortencio Blanco y su esposa Julia Belmonte, y su hijos: Maritza, Betty, Margot, Yolanda y Víctor.  Al lado los Tovar, Bertha, Lucila y Carlos. Al final Ramoncito Rojas. 

En la calle Sucre, llamado el sector La Estrella, se encontraba la familia de Ciro Guzmán Morillo; así como a Dora Rodríguez la enfermera, y una de sus hija Seleucia quien había estudiado con Joselín. Igual los Gotto. El popular Carlos Olmos (Pinocho) y familia.

Por la calle Salías Joselín señaló a las Montes de Oca, Mercedes y sus hijas Trina Margarita y Mercedes Teresa. Nicolas Alamo y familia. También Petrica Montes de Oca.

Por la Madariaga al final los Ramírez Barreto, cerca del río Turmero. Por allí vivía Teodolinda,  una de las parteras del pueblo que atendió el nacimiento de Joselín. Danilo Melo, carpintero y su conjunto musical Tropical Melody.

Carlos Blanco Galeno vivía en su casona de la  Aduana en la calle Girardot. Cerca Los Maldonado, la maestra Celia y otros. Joselín ya estaba cansado de andar por los caminos de su terruño "Uff, Uff".

En la calle Camilo Torres vivían los Alezones, la señora Genoveva e hijos: Hortensia, Luis, Mercedes, Rogelio, Gilberto y Pancho. Al lado Andres Landa y Teofila Marín y sus hijos Elvira, La Negra, Miguel y otros.Los Landaeta, Gladys quien fue la primera maestra cuando estudió kinder, Gustavo y Mery. Los Herrera, el Manco y Marcos, vivían en el cruce de Camilo Torres con Mariño. También recuerda a la maestra Araminta, a la negra Nicolasa y su hijo Guillo y al otro que llamaban por un sobrenombre,  y los Troya, una de ellas, La Nena fue una reconocida maestra.

Por la Bermúdez el Catire Plasencia y su esposa Berta. El señor Luis Rodríguez Alezones, que regentaba el  el abasto 3 de mayo, su esposa y sus hijos, Luis, Coromoto y Elisabeth. Los Ramones y Porfirio Salcedo, esposa y sus hijos Juvenal, y Bélgica. Frente a la Placita Villacastín los Hurtado.  Cerca el maestro Silva, el hombre más espigado de Turmero y su hermano Ernesto.

En la calle Carreño tenemos cerca del cementerio viejo a Carmen Jaspe, enfermera. Su hija Elpidia que se casó con Armando Pérez. Severiano Magallanes. A los Díaz: Estelio, Ramón, Tony, Alberto, Mario “Cachi”, Elsa y Johnny. Los Valladares en su casona cercana a la Escuela Revenga. Frente al Grupo Miranda los Richter, Ivonne (La Nena) y Frida (La Kika), Coromoto y los varones. Ildemaro Guzmán, su esposa Teresa e hijos: Miguel, Milagros, Perucho, la Negra, Isabel y otros. Se recuerda a Jesús que tocaba cuatro.

En la Cedeño Amador Guzmán, el músico, la señorita Aida y Miguel Alberto. Matías Hernández, Misia Trina e hijos:  Jorge y Rafael, otros ya casados. Los Uzanga al norte. Evelio Díaz y familia. Vicente Corrales (La Muda Candelaria), el hombre de la manga de coleo.

Por la Negro I, Luis Corrales y su esposa Carlota, sus: Luis, Celeste, Nina, Carlos, Victor, Vicente, Anabel y Leonor

Por la calle Cañafistola vivía Rafael Hermoso, el policía escolar a quien temía cuando faltaba a la escuela. También la familia Carmona. Teodomiro Guzman y familia.

Ahora sí,  cantaba el gallo "Quiquiriquí" y Joselín se despertó de su largo recorrido, eran las 6 de la mañana. ahora a limpiarse los dientes y hacer sus primeras necesidades, listo para el desayuno y la escuela.

Colorín colorado, este sueño se ha acabado!!

Derechos de Autor:


sábado, 24 de septiembre de 2022

LA BEATA NATALY- N.G.RODRIGUEZ

 



MEMORIAS HISTÓRICAS DGITALIZADAS DE TURMERO . No. 162

LA BEATA NATALY

Nataly fue una “Señorita” muy conocida en la población. No le gustaba le dijeran Señora, siempre aclaraba con dulzura, “Señora no, Señorita”. Era de estatura baja y bien delgadita, usaba tacones bajos y vestidos de medio luto por debajo de las rodillas. Siempre llevaba su cartera y dentro de la misma no faltaba el misal y el rosario, así como el colorete y lápiz labial. Su sombrilla le colgaba de un brazo. Dentro de todo era muy femenina. Desde las 6 de la mañana se conseguía en la Iglesia de Candelaria donde hacia vida con otras mujeres y otro colaborador como Luisiiiito que era el encargado de la limpieza del templo. Nataly era una fija en el rezo de los rosarios en la iglesia y en los velorios de los difuntos donde rezaba.

Nataly además de asistir a la misa diaria, se encargaba del arreglo de los altares con finos manteles y flores. En semana santa colaboraba con el adorno de las imágenes, sobre todo con El Nazareno donde compartía hasta tenerlo listo para la procesión de la noche.

Fue una mujer solidaria, todos días pedía comida a sus amistades para llevarle al enfermero del dispensario. "Uhmm", sospechoso. Se ponía furiosa cuando le echaban broma sobre cualquier presunto romance.

Después de misa mañanera iniciaba un recorrido por el pueblo, iba de casa en casa visitando a sus amigas, parece que les llevaba rumores del pueblo, para no decir otra cosa. Era bien recibida porque además llevaba alegría espontánea por su grata conversación“bla,bla,bla”. Dentro de sus comentarios hablaba de nosotros lo muchachos que siempre jugábamos en un patio por donde ella caminaba. Un día le hicimos una maldad, de la cual siempre nos arrepentíamos, hicimos un hueco de  medio metro de ancho y largo por donde pasaba y le colocamos  un soporte de cartón con la tierra encima, esperamos que pasara y sucedió que la travesura se hizo realidad, la canillita de Nataly se hundió en el hueco “catapum”. Gracias a Dios no le pasó nada, los niños estábamos escondidos a distancia y al principio nos reíamos “ja,ja,ja”, pero la culpabilidad nos hizo reflexionar. “Susto”.

Nataly siguió su camino y les echó el cuento a sus amigas, señalando  con nombre a los niños tremendos.

Nataly en sus ratos libres se dedicaba a la costura que era su especialidad. Las amigas le hacían encargos y ella pasaba horas en su casa trabajando con su maquinita de coser.

Muchos la conocieron y tienen muchas anécdotas de ella.


jueves, 21 de julio de 2022

"NIÑOS LECTORES" - Cuento para adolescentes - N.G.RODRIGUEZ

 


Hola!! Mi nombre es Nestín, estudie en la Unidad Escolar Revenguina en mi pueblo Turmero donde nací, les voy a narrar un cuento imaginario que se llama “Niños Lectores”, veamos:

“Un buen día siendo niño participe en un Encuentro de Niños Lectores, mi maestra me decía, y eso lo tengo grabado en mi memoria, que un buen libro es aquel que abre la curiosidad y despierta las emociones. La lectura, nos decía la Maestra, nos da conocimiento y además aumenta la memoria de las personas; de allí mi interés por participar en aquel Encuentro. Mi mamá me comentaba que para acostumbrarse a leer debes comenzar por libros cortos, por cuentos si era posible, para así poder terminarlos y comenzar otro  con satisfacción. También me decía que para ser escritor debería comenzar por poner en blanco y negro cartas, recuerdos, anécdotas, así se comienza ".

"Este programa de Niños Lectores nace cuando la Profe Luisa siendo directora de un colegio y buscando la excelencia, como siempre lo hizo, quiso promover la lectura para  hacernos mejores personas. Por mi mente pasó lo que decía mi papá que "cuanto más lees más cosas sabrás". De niñito, mi mamí nos leía cuentos para hacernos dormir “Zzz, Zzz, Zzz”, muchas veces eran cuentos inventados e improvisados al borde de la cama".

"Me interesó tanto el programa de Niños Lectores que investigué y observé que la Profe Luisa dijo que la fundación busca animar y promover la lectura y escritura en las escuelas como medio de aumentar nuestra cultura general, “Guaoo”, que interesante. Yo me preguntaba: ¡¡Contrale!! Pero en las escuelas públicas, según recuerdo, existían Salas de Lectura y hasta se inició un proyecto de Salas de Lectura Comunales en diversas poblaciones de Venezuela? Vaya usted a saber qué pasó con esos planes tan interesantes".

"La idea del Programa Niños Lectores era “convertir cualquier sueño en realidad, que la lectura sea entonces las alas de ese sueño y la escritura el viento “Sss, Sss, Sss” que las haga volar", dijo Laury, la hija de la Profe Luisa".

"Este programa de Niños Lectores se expandió desde Aragua por todo el país y no solo incorpora a los niños sino también a los adolescentes. Nos explican los promotores que comenzaron haciendo concursos por escuela, incorporaron al docente y a los representantes, hoy día se realizan Encuentros online por todas las plataformas".

"Los maestros y promotores deben tener los conocimientos básicos. Contribuir a la formación de sus alumnos como lectores y acercarlos al saber escrito es el objetivo. Los docentes deben ser lectores y escritores es una condición lógica para garantizar el éxito".

"La Profe Luisa por su labor, recibió reconocimiento y premios, así como numerosas manifestaciones de respaldo, entre ellos un Premio internacional de Lecto-Escritura".

"El himno de la Fundación en su tercera estrofa nos dice “tan…tarantantan…tan”:

La lectura es nuestro medio

Para poder educar

A un ciudadano creativo

Con futuro ejemplar

Como dijo el Gran Maestro.

Leer es resucitar

Ideas que en un escrito

No hemos de sepultar".

"Gracias a todos por mantener prendida la llama que mi madre encendió, dijo Laury".  Que Dios me los bendiga!!

Muchos relatos quedan en los recuerdos; pero ni modo, este cuento se ha terminado.

Derechos de Autor

domingo, 17 de julio de 2022

GABRIELIN - CUENTO INFANTIL - N.G. RODRIGUEZ

 

Un buen día nació la primera y única hembrita de la casa, se llamaría de una manera; pero al final fue Gabrielín combinada con la auxiliadora de los cristianos. Sus hermanos la llamarían Lelín, cara de patín, jejeje que loquitos; más adelante por cariño la llamarían  negritín por ser la más oscurita, jajaja. Hubo un problema al nacer, no toleraba la leche, ufff que problema. Su mamá angustiada mientras pasaban las semanas y la niña enflaquecía, la llevó una y otra vez al médico de niños hasta que habiéndole hecho muchos exámenes ¡bingo! se descubrió la causa y se llevó a los especialistas porque no eliminaba los  ácidos  y el único remedio, y de allí su otro apodo de bicarbonatín, se lo daban por la mañana, en la tarde y en la noche. Su mamá querida la cargaba y la niña se abrazaba al cuello y algunos tíos le decían por ello “Pegostín”.

Recomendaron un médico en la capital para corroborar el diagnóstico. Todo era incertidumbre por las secuelas, pero con mucha fe al Señor se le pidió y una promesa su madre ofreció, se vestirían de Nazareno todos los miércoles santos estuvieran donde estuvieran, y sucedió el milagro, cuando se llevaron los exámenes al médico en la capital, dijo: “Esta niña no tiene nada, la niña sanó”. Gabrielín creció lo normal. Hasta traviesa se puso, cuando se descuidaban los padres, se escapaba para la calle y caminaba solita por la cuadra, un día no aparecía, estaba en la casa del frente y la encontraron con un perro bravo jugando sentada en el suelo, ¡susto!

Siempre la disfrazaban en carnaval, a ella le gustaba de niña maravilla.

Comenzó a estudiar con normalidad. Daba vueltas de canela y otras piruetas y en gimnasta se convirtió. Otros deportes practicó.

Con su amiguita Cheche inventaron hacer cuenticos y ofrecer al público, el objetivo no era el bolívar como lo vendían sino travesear con la gente que pasaba por el pasillo donde trabajaban sus padres.

Muchos recuerdos  se podrían contar de Gabrielín, pero el espacio se ha acabado y colorín colorado, el cuento ha terminado.


domingo, 26 de junio de 2022

SUEÑOS DE INOCENCIA - POR NESTOR GERMAN RODRIGUEZ

 



SUEÑOS DE INOCENCIA

Cuentan que en algún lugar de la tierra, había nacido un niño con condición especial ¡Vaya! Bien podría llamarse Alexandra, Edward, Angelica, Cristobal, Génesis, David, Fátima, Juan, Omarly, Daniela, Ibrahin, Julia, María José, José, Nélsón, Alberto, Carlos, José Gregorio, Juan Simón, Ana, Oswaldo, Jesús, Albanys, José Ángel o llamarse Domoarima “el Señor de los Pájaros”. Los padres en principio se angustian porque en este mundo existen muchas negativas ¡Uhmmm! sobre dicha condición. Los Padres deciden no preocuparse, sino ocuparse, acuden a los especialistas y ¡Oh qué bueno! conocen las características, aclaran que no es una enfermedad sino una condición; lo cierto es que los padres piensan que algo deberían hacer para ayudarlos. Los padres a fin de cuentas son muy influyentes en el desarrollo de sus hijos, ya que tienen muchas oportunidades para interactuar con ellos. Descubren los Padres que la estimulación mental permite mejorar su estado y contribuir así a que tengan un mayor nivel de libertad, respeto y honestidad, lo cual normalmente tiene efectos en el aprendizaje, tanto en su aspecto físico como en la salud misma ¡Magnifico! dicen. Consideran ellos que era entonces necesario el acceso a los programas de iniciación temprana y a la enseñanza, así como todo aquello que fuese vital para el crecimiento y desarrollo de sus hijos como personas. Los padres acuden entonces a una asociación que pueda atender a sus hijos con terapeutas y especialistas. Siempre los Padres tienen consciencia que ese joven es ante todo un niño. Se dan cuenta que los programas de atención como de música o de pintura son importantes. Entonces una profesora de pintura, como artista y persona afectiva por tener un nieto con la misma realidad, busca despertar en los jóvenes su sensibilidad artística, ¡Uyy que compromiso asume! La profesora sabe que dibujar es una actividad que favorece la comunicación interpersonal, ayuda a la manifestación de emociones y fomenta la creatividad. Así nace el movimiento pictórico “Trazos de Inocencia” y comienzan a trabajar desde la nada.

Los jóvenes reciben clases dos días a la semana. Del ejercicio de las manos, pasan al garabateo, y los dibujos comenzaron a tomar forma. De las líneas rectas, círculos, cuadrados, rombos, llegan finalmente a los dibujos complejos y escenas concretas. La alegría se observa en la sonrisa de sus rostros cuando trabajan en convivencia y hermandad, eso era lo agradable.

Al poco tiempo montaron la primera exposición de dibujos elaborados en lápiz de grafito y creyones, fue un éxito total, asistieron padres, familiares y vecinos de la comunidad, así con invitados especiales. Recibieron muchos halagos “Hurra...Hurra”. Esta primera exposición fue algo maravilloso para la profesora; desde esa primera ocasión, toda la colectividad espera con emoción la presentación de  la exposición anual. Los Padres se sienten halagados. Durante años los jóvenes han expuesto en lugares muy importantes hasta llegar a los museos. Los jóvenes proyectan en el dibujo las emociones que no pueden expresar en palabras. Se observan los rasgos de su personalidad y hasta los estados de ánimo.

Los jóvenes, para los padres y profesora, son los seres más importantes del mundo, todos los días les sorprenden sus aptitudes para otras actividades "Guaooo", uno de ellos le dijo a su madre “ya tú vas a ver mamá que yo no te voy a defraudar nunca”. Los jóvenes  se expresan con más claridad oral, la familia les ha dado un trato igualitario, los Padres confiesan, que todo ha sido algo muy hermoso, no saben cómo explicarlo, un milagro del espíritu santo “Aleluya...Aleluya!.

Los jóvenes hasta trabajan en diversas actividades, unos en el hogar otros en su entorno, y viven felices en sus hogares.

El taller “Trazos de inocencia” ha sido permanente, la profesora mantiene la formación con mucha nobleza. Ella dice que “No les impongo ni el color, ni línea, ni forma. Cada día es una aventura, enfocamos temas diferentes, les relato historias y ellos lo plasman en sus dibujos”. La artista les pide observar la naturaleza, les inventa historias y los mantiene en contacto con la realidad ¡Unjuuu!.

El arte es en definitiva esencial para el crecimiento interior y la autoestima. Esta labor regala a los jóvenes una forma de terapia de relajación y transformación y a los Padres la satisfacción del deber cumplido. Los jóvenes se sienten en otro mundo, expresan su inocencia a través de sus obras y plasman lo que sueñan. Por eso afirmo que son sueños de inocencia.

Aquí se acabó el cuento relato, tal como lo pensé se los conté.

Dios les bendiga!!