sábado, 6 de diciembre de 2014

CACHO EN LA MANGA - CUENTOS O RECUERDOS DE LA INFANCIA. N.G.RODRIGUEZ


CACHO EN LA MANGA!!!

Diez días antes del inicio de las Fiestas Patronales del pueblo se comenzaba a construir la cancha para la competencia, esta manga de coleo construida con palos de bambúes amarrados con mecate y con tablas y lingotes de madera. Los toros coleados es un deporte típico llanero en el cual el jinete trata de derribar al toro halándolo por la cola, se enfrenta la destreza contra la fiereza. La manga  tiene la zona de los corrales donde se guardan los toros y el Tapón que queda al final de la manga, donde los toros y coleadores dan la vuelta. Al frente de las casas de familias y patios se construyen talanqueras que tienen unos dos metros de altura y sirve para sentarse y para subirse cuando el toro y los coleadores pasan, también se construyen templetes sobretodo en los cruces de las calles. Estos templetes tienen una altura de más de cuatro metros, se construyen por familias o por instituciones que financian su construcción. También los templetes sirven para colocar los conjuntos musicales, animadores, locutores y las mismas autoridades. Decenas de cuadrillas de hombres voluntarios construyen la manga de coleo bajo la supervisión del Responsable de la manga. Se deben prever las conexiones eléctricas para el sonido y las empresas patrocinantes colocan las bambalinas a lo largo de toda la manga. En la parte de afuera de la manga se colocan los kioscos de venta de bebidas y comidas. Todo debe estar listo para el día inaugural.
Los preparativos continúan, el camión con los toros se ha instalado en los corrales, estos fueron pasados a los burladeros, los coleadores y sus ayudantes fueron llegando poco a poco, ensillan sus caballos y hacen reconocimiento de la manga, el público fue acomodándose en sus lugares escogidos o en dentro de la misma manga, las mujeres con vestimentas acordes a la tarde soleada, llevan colgados lazos multicolores para premiar las tumbadas de los coleadores. La algarabía se confunde con la música Tantan…tarantantan y el ambiente de fiesta. Los hacendados o grandes cacaos con liquilique y sombrero pelo é guama y las mujeres bien engalanadas lucen sus trajes para la ocasión. Los niños se colocan en lugares protegidos con sus familiares. Los espontáneos toreros se ubican con sus capotes rojos con preferencia en el tapón. Personas venidas de todas partes hacen su aparición. Los personajes propios de estas tardes de toros coleados son de presencia obligada, uno, en vez de usar un vaso para tomarse un trago lo hace en una vasenilla, otro, con pantalón y franela apretada se contornea como en una pasarela antes los pitos fiuuu…fiuuu de los demás, Los chupeteros, raspadores, tostoneros y demás vendedores ambulantes ofrecen sus productos. La mesa esta servida.  La autoridad a caballo recorre la manga y da la orden.
El petardo del cohete ¡Pung¡ anuncia la salida del primer toro de la tarde, ¡Cacho en la manga! alerta el locutor oficial, son ocho los coleadores que montan los bravos caballos los coleadores se pelean la toma del rabo y uno de ellos grita para que los demás sepan “toro cojío” y dobla el rabo en su mano derecha, el coleador levanta la cabeza y ve hacia adelante, la gente se aparta mientras el toro va por el medio de la cancha. ¡Ahí viene el toro! se escucha entre la gente que levanta la cabeza, se percata que vienen toro, caballos y coleadores a gran velocidad y se aprestan a buscar protección en las talanqueras, en cuestión de segundos el coleador gira la cola, se acuesta sobre la silla, “espuelea” al caballo y el toro se desploma de cabeza a “filo é lomo”, entre aplausos clap…clap…y vítores, el coleador se recompone en la montura, se quita el sombrero y agradece al soberano los aplausos. El coleador que tumbo al toro de manera efectiva recibe como premios los lazos que le colocan sobre su camisa o chaqueta las bellas mujeres, quienes además lo premian con besos y salutaciones. Algún conocedor de los caballos le felicita y le pregunta como se llama el caballo, el coleador con orgullo le dice “Alazan”. Los demás coleadores van al recoleo y se pelean el rabo del toro en el suelo, es cuando se acerca un hombre coloca una descarga eléctrica sobre el astado y este emprende de nuevo la carrera hacia el tapón. “El Loco”, como le dicen al joven coleador por su forma de ser, pequeño de estatura y regordete, toma el rabo y se apresta a ejecutar su rutina de coleo, cuando de pronto pierde las riendas y rueda por debajo de las patas de los caballos, el sombrero queda por un lado y “El Loco” por otra, estirado sobre la tierra recibe el auxilio de los espectadores quienes al ver que no reacciona, lo sacan de la manga y piden auxilio.
Los toreros espontáneos capote en mano, esperan al toro en el tapón, le muestran el trapo rojo y el toro embiste, “Manuelin” como le dicen al aficionado se adorna y le da un derechazo largo y con gran estilo, se escucha entonces algún grito de ¡Ole…Ole…Ole! de las personas que estaban montados en las talanqueras y templetes. “Manuelin” que vestía pantalón blue jean y camisa manga larga amarilla, lucia una boina azul, entonces levanta su mirada, se inspira y cita al toro, el público y los coleadores han hecho un circulo y los han dejado solos, todo esto pasa en fracciones de segundos en medio de la algarabía de los asistentes, el toro embiste de nuevo y “Manuelin” le da con clase dos naturales mas y un pase de pecho ceñido, el público entre “oles” comienza a gritar ¡“Torero!  ¡Torero!… Por la mente del espontáneo pasa un cúmulo de sueños, ya se imagina en el coso taurino vestido de trajes de luces y con el pasodoble premiando su faena. Se imagina que ahora vendrá la suerte de entrar a matar para dar la estocada final. En ese momento otro espontáneo pasado en palos se acerca al toro con su camisa anaranjada como muleta, el toro lo embiste y le da un revolcón fuerte ¡catapum!  , la gente grita de pánico, el borrachito dando tras pies quiere insistir, pero el público lo impide. Gracias a Dios no ha pasado nada, solo fue un susto. Otro aficionado toma al toro por el rabo y se lo muerde, el toro tratando de cornearlo, gira dos veces y no puede alcanzarlo, los gritos no cesan confundidos por la admiración de otros.
El toro al recibir otro corrientazo, reinicia su carrera y los coleadores ahora si van por el recoleo. El toro ya luce cansado, mas adelante se vuelve a parar e de repente arranca, en ese momento un Señor que había venido de la capital y hablaba tranquilamente con otro amigo, al intentar correr hacia las talanqueras, rueda por el suelo, las elásticas de los pantalones se le habían soltado, los demás lo ayudan y todo no pasa de un susto. La tarde sigue bajo los efectos de los tragos, la música y la alegría de la gente. ¡Ahí viene el toro! gritaban a cada rato.
Como a las  seis y cuarto de la tarde, cuando el sol se estaba poniendo, sale el último toro de la tarde, todo transcurre con normalidad hasta que el toro después de una rodada, es tomado por los aficionados y bajo engaños es llevado hacia un lugar preparado, le abren un falso y el toro sale de la manga, “Se escapó el toro” gritaba la gente y mucha gente salió corriendo detrás, el toro una vez en la calle y causando el susto de decenas de personas que estaban afuera fue llevado por un grupo de personas hacia la Plaza del pueblo, la gente tuvo que montarse sobre las ventanas y cerrar las puertas de las casas. La Plaza estaba repleta de bazares, bingos, vendedores de dulces, fritangas, frutas y demás kioscos y tarantines, en eso llegó el toro, alguien advirtió: ¡Pa´la Iglesia nó!, el toro hizo correr a todo el mundo, era de color negro tipo cebú, la verdad que daba miedo. La policía había sido alertaba y trataba de atrapar a los zagaletones que habían hecho aquella gracia. También los auxiliares de la manga se habían venido con mecate en la mano para enlazar al toro, mientras eso sucedía, mas por el pavor y la carrera, las manzanas rodaban y la gente se mantenía alejada del lugar de los acontecimientos. La gracia no pasó de allí, el toro fue llevado de nuevo a los corrales de la manga y dos o tres personas fueron retenidas. Cuando se terminó la tarde toros, muchos se quedaron, los coleadores recogieron sus aperos y la gente regresaba, todos comentaban los sucesos, pero se preguntaban, ¿Qué habría pasado con el Coleador “Loco”? Aquel estaba feliz acompañado de sus amigos y de la novia, solo que tenía unos moretones y estaba listo para presentarse al día siguiente. Fue dado de alta del hospital y cojeando en brazos de sus familiares estaba listo para otra tarde de emociones.

Depósito Legal
Derechos Reservados al  Autor

No hay comentarios:

Publicar un comentario