El Parque tenía
unas cuarenta hectáreas, la parte acondicionada para los visitantes alcanzaba
unas quince hectáreas. Muchos árboles forestales de distintos tamaños
convertían la zona en boscosa. Las caminerías estaban bordeadas de arbustos y
matas. El verdor de la grama y de los bosques daba frescura al gran espacio. Lo
primero que buscaban los niños eran los aparatos mecánicos del parque, uno de
ellos ubicados cerca de la entrada, el otro estaba cerca del lago, lo utilizaban
los mas grandecitos. Había aparatos de gimnasia cerca de las canchas
deportivas. Dentro del parque infantil se destacaban las cestas para bebes, los
columpios, los toboganes, el sube y baja, la rueda, el balancín, la cadena
giratoria, el laberinto, la escalera y otros aparatos más. Allí pasaban la
fiebre del juego durante muchos minutos. Rosita, Juancito y Memín se montaban
en uno y otro de estos equipos hasta que se cansaron. Los Niños marcaban la
pauta y se iban hacia palomita un pequeño promontorio engramado que servía para que los niños se
lanzaran rodando hasta abajo, repitiendo
el procedimiento durante largos minutos. Un poco sudados se fueron hacia el
lago, los obreros de mantenimiento velaban por la limpieza del lago artificial,
una bomba de agua estaba cerca del aparcadero de los botecitos, seguramente
esta bomba permitía el riego de las áreas verdes. Después de darle una vuelta
ya querían montarse en los botes, el Señor Rafucho alquilo un bote y se monto
con la niña, después de darle una vueltica se montaron los varones quienes
remaban para todos lados menos para adelante. Su padre los bajo porque comenzar
a salpicar el agua para mojarse todos. Memín le mostraba a Juancito algunos
pececitos dentro del Lago Rosita los llamó para tomar un refresco en la
cantina.
Debajo de la loma
donde habían jugado los niños se encontraba un pequeño acuario, bien cerradito
para evitar las corrientes de aire tenían ante los ojos una variedad de peces
colocados en peceras amplias e iluminadas adecuadamente. La luz fluorescente se
usaba para simular la luz natural. También se podían ver unas tortuguitas que
se ubicaron dentro del espacio. Se notaba que en el acuario existía un
mantenimiento estricto por razones conocidas. Rosita, Juancito y Memín quedaron
maravillados al observar de cerca aquellos animalitos acuáticos vertebrados de cuerpo alargado o
achatado, cubiertos de escamas de respiración bronquial. Eran especies de
ríos tales como bagres, coporos, curitos, entre otros. Los visitantes entraban
por un lado y salían por la otra en orden. Después el Señor Rafucho les dijo a
los niños que irían a la zona del zoológico, caminaron por las vías internas
anchas y con matas de croto y otras especies en los bordes perfectamente
podadas. El llamado zoológico tenía una gran variedad de aves con búhos,
tucanes, guacamayas, perdices, guacharacas, loros, turpiales, canarios,
azulejos y demás pajaritos. Los niños estaban fascinados. En el otro extremo
estaban los monos que eran una atracción especial, que obligaba a los niños
solo ver de lejos por el peligro que significa.
Ya Rosita,
Juancito y Memín, estaban cansados, su Papa les dijo que buscaran la entrada
para buscar la cesta del picnic y descansar un rato, se sentaron en la grama cerca
de una mesa de camping y de los bancos de jardín y la cesta de basura, su Padre
les pasó una pelota multicolor de goma para que jugaran otro rato y les dio de
comer unos panes preparados por su Madre, especialmente para ellos. De un termo
grande les brindó refresco y colocó pedazos de torta de chocolate para el
postre. Después de comer reposaron un rato. Lo frondoso de los árboles daba una
sombra natural, los rayos del sol hacían ver como figuras dibujadas en las
ramas. Observaron algunos niños que eran paseados a caballo, en unos casos
ponys. Otra familia celebraba un cumpleaños, algunas personas leían algún libro
o la prensa. Ya caída la tarde regresaron cansados a su hogar.
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