miércoles, 10 de diciembre de 2014

EL PARQUE

El Parque tenía unas cuarenta hectáreas, la parte acondicionada para los visitantes alcanzaba unas quince hectáreas. Muchos árboles forestales de distintos tamaños convertían la zona en boscosa. Las caminerías estaban bordeadas de arbustos y matas. El verdor de la grama y de los bosques daba frescura al gran espacio. Lo primero que buscaban los niños eran los aparatos mecánicos del parque, uno de ellos ubicados cerca de la entrada, el otro estaba cerca del lago, lo utilizaban los mas grandecitos. Había aparatos de gimnasia cerca de las canchas deportivas. Dentro del parque infantil se destacaban las cestas para bebes, los columpios, los toboganes, el sube y baja, la rueda, el balancín, la cadena giratoria, el laberinto, la escalera y otros aparatos más. Allí pasaban la fiebre del juego durante muchos minutos. Rosita, Juancito y Memín se montaban en uno y otro de estos equipos hasta que se cansaron. Los Niños marcaban la pauta y se iban hacia palomita un pequeño promontorio  engramado que servía para que los niños se lanzaran rodando hasta  abajo, repitiendo el procedimiento durante largos minutos. Un poco sudados se fueron hacia el lago, los obreros de mantenimiento velaban por la limpieza del lago artificial, una bomba de agua estaba cerca del aparcadero de los botecitos, seguramente esta bomba permitía el riego de las áreas verdes. Después de darle una vuelta ya querían montarse en los botes, el Señor Rafucho alquilo un bote y se monto con la niña, después de darle una vueltica se montaron los varones quienes remaban para todos lados menos para adelante. Su padre los bajo porque comenzar a salpicar el agua para mojarse todos. Memín le mostraba a Juancito algunos pececitos dentro del Lago Rosita los llamó para tomar un refresco en la cantina.
Debajo de la loma donde habían jugado los niños se encontraba un pequeño acuario, bien cerradito para evitar las corrientes de aire tenían ante los ojos una variedad de peces colocados en peceras amplias e iluminadas adecuadamente. La luz fluorescente se usaba para simular la luz natural. También se podían ver unas tortuguitas que se ubicaron dentro del espacio. Se notaba que en el acuario existía un mantenimiento estricto por razones conocidas. Rosita, Juancito y Memín quedaron maravillados al observar de cerca aquellos animalitos acuáticos vertebrados de cuerpo alargado o achatado, cubiertos de escamas de respiración bronquial. Eran especies de ríos tales como bagres, coporos, curitos, entre otros. Los visitantes entraban por un lado y salían por la otra en orden. Después el Señor Rafucho les dijo a los niños que irían a la zona del zoológico, caminaron por las vías internas anchas y con matas de croto y otras especies en los bordes perfectamente podadas. El llamado zoológico tenía una gran variedad de aves con búhos, tucanes, guacamayas, perdices, guacharacas, loros, turpiales, canarios, azulejos y demás pajaritos. Los niños estaban fascinados. En el otro extremo estaban los monos que eran una atracción especial, que obligaba a los niños solo ver de lejos por el peligro que significa.

Ya Rosita, Juancito y Memín, estaban cansados, su Papa les dijo que buscaran la entrada para buscar la cesta del picnic y descansar un rato, se sentaron en la grama cerca de una mesa de camping y de los bancos de jardín y la cesta de basura, su Padre les pasó una pelota multicolor de goma para que jugaran otro rato y les dio de comer unos panes preparados por su Madre, especialmente para ellos. De un termo grande les brindó refresco y colocó pedazos de torta de chocolate para el postre. Después de comer reposaron un rato. Lo frondoso de los árboles daba una sombra natural, los rayos del sol hacían ver como figuras dibujadas en las ramas. Observaron algunos niños que eran paseados a caballo, en unos casos ponys. Otra familia celebraba un cumpleaños, algunas personas leían algún libro o la prensa. Ya caída la tarde regresaron cansados a su hogar.
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