jueves, 11 de diciembre de 2014


UNA VUELTICA

Aquella calle del pueblo era una diversión, los muchachos se reunían a jugar, a hablar, a pasar el tiempo. Mientras unos jugaban el Avión demarcado en el asfalto, otros jugaban pelota de goma y otros aprovechaban para montar bicicletas. La calle prácticamente era para los niños, no había transito de autos, eran escasos. Todo esto ocurría después de las 5 de la tarde. Allí estaban todos los niños vecinos, amigos y visitantes. Los niños varones hacían competencia de carrera de bicicletas, unos cien metros de ida y los otros cien de regreso. Unos tenían bicicletas grandes y otros de cuadro mediano. Este ejercicio lo efectuaban niños cuya edad era mayor de 10 años. Gusty tenía su bicicleta bien mantenida, al igual que Carlucho que se destacaba por lo colorida de su bici, Jorge tenía una bicicleta de cuadro mas pequeña y así sucesivamente. Los muchachos jugaban entre carrera y carrera, pero Gusty estaba pendiente de otra cosa, se trataba de una niña delgada que vestía pantalón negro y blusa blanca, había llegado en la mañana y él lo sabía. Estaba en casa de Mate en la casa de la esquina. La niña hablaba con otras niñas, y se escuchaban las risas. No era la primera vez que estaba con el grupo, a pesar de estar de visita, estaba integrada a las actividades. Cada cierto tiempo venía, cada vez más grandecita. Gusty recordaba  que siempre había sido delgada. De lejos la observaba, ya era una señorita. Mary, tenía cabello castaño oscuro y le caí sobre los hombros, usaba un cintillo.  Hablaba con Maite, la otra vecina, pero parecía que hablaban de él, porque miraban de lado y sonreían de manera cómplice.
Al cabo de unos minutos, Maite y Mary se acercaron, Gusty se levanto de la acera y las saludos con cariño, Mary le pidió si podría prestarle su bicicleta para dar una vueltica en la calle, Gusty  le dijo que sí y le sostuvo la bicicleta para que pudiera montarse sin problemas, al acercarse sintió una olor a colonia de bebe muy peculiar. Cuando cruzaron palabras de cerca, se vieron a los ojos fijamente durante segundos. Ella levanto la comisura de los labios en una leve sonrisa, él también hizo lo mismo. Al darle instrucciones sobre el pedal, Gusty colocó su mano sobre la de ella que estaba sujetada al puño del freno, agachado le coloco una liga como sostenedor para evitar el roce del pantalón con la cadena de la bicicleta. Gusty le dijo que estaba lista y le dio un empujoncito, y Mary hizo el primer pedaleo y logro dominar el equilibrio. Mary, emocionada, fue y vino como ocho veces, ya medio extenuada, decidió bajarse de la bicicleta. Se la entregó a Gusty y le dio las gracias. Ella le busco conversación, se sentaron en la acera y entablaron por largo tiempo un diálogo en voz baja. Gusty le preguntaba desde donde estudiaba hasta si tenía novio, ella igual le preguntaba qué grado estudiaba y qué deporte jugaba. Así paso como una hora hasta que Maite los interrumpió. Se despidieron y quedaron en verse al día siguiente. Por tres días se repitió la misma historia, hasta que Mary tenía que regresar de las cortas vacaciones. El destino los separa y en aquel adiós de aquella tarde, en medio de una alegría triste, se despidieron con un hasta luego.

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