LA MENTIRA
Las
tareas escolares eran prácticamente obligatorias, se hacían en casa y
ameritaban la ayuda de los representantes y la investigación en libros.
Rafaelito sabia de su compromiso diario, pero la afición al juego lo distraía,
su Madre por mas que estaba pendiente en ocasiones no los podía controlar.
Aquel día sucedió, Rafaelito y los demás niños entre 9 y doce años de edad, se
encontraron en el terreno contiguo a la casa ubicada en la calle del Prócer del
pueblo. Eran las cuatro de la tarde. Se jugaba con pelota de goma, el bate era
la mano cerrada, el guante la mano abierta, las bases eran las dos paredes laterales
de aquel espacio de 12 metros de frente por sesenta de fondo. La partida era de
cuatro contra cuatro, el pitcher. El primera base, el de segunda y un fildeador
que jugaba atrás, cuando sobraban muchachos se colocaban dos al fondo. Era
difícil embasarse por lo cerrado del campo. Una de las reglas decía que si la
pelota chocaba contra la pared del fondo, continuaba en juego, no había
jonrones. Los muchachos pasaban unas tres horas jugando. Las Madres se acercaban
llamándolos y era en vano.
Después
del juego venía el baño y ponerse cómodo para ver televisión, si los Padres
preguntaban por la tarea, la respuesta de Rafaelito estaba ensayada,” La
Maestra no puso tareas”. Ya en la cama dispuesto a dormir y un poco cansado,
Rafaelito comenzaba a maquinar como hacia en el día de mañana para ir al
colegio sin la tarea hecha. La mejor coartada era amanecer con un dolor de
estomago y quedarse en casa. En efecto,
a las seis de la mañana le informó a su Mamá que estaba indispuesto, Ella no le
creyó, Madre al fin le dio un guarapito de anís y le dijo que reposara. Como a
las nueve de la mañana, Rafaelito comenzó a hacer la tarea, para sorpresa de El
escucho que la aldaba del portón era tocada, era el Policía Escolar que venía a
preguntar porque Rafaelito no había ido al colegio. Su Mama le informo que
había amanecido con dolor de estomago y el Policía respondió, la Maestra Ana le
manda a decir que le envié el cuaderno de las tareas para evaluarlo, Cuando
Rafaelito fue informado no tenía como ocultar su error. La Mama insistió que le
diera el cuaderno de tareas y Rafaelito palideció. Prácticamente había sido
agarrado infraganti. También solicito que lo llevaran a un chequeo médico de
inmediato porque había un virus en la Escuela que se llamaba “Tareitis”. El
cuaderno fue enviado con el Policía Escolar. Quedó en pasar al mediodía para
buscar el reposo médico. La Mamá de Rafaelito lo vistió para llevarlo al
Dispensario de Salud, al llegar a la consulta la enfermera lo pase a la sala de
atención, lo acostaron en la camilla y comenzaron a revisarlo, temperatura
normal y pulsaciones bien. El Médico de guardia se acerco para revisarlo, le
preguntó a la Madre cuales eran los síntomas, esta le explicó e hizo revisión
en el abdomen, era extraño no tenía gases ni ruidos de ningún tipo. Revisó para
eliminar otra dolencia, levantó las piernas y hundió sus manos en toda la zona
y nada. El médico dijo que le paciente no tenía nada, que podían llevárselo sin
receta médica.
A las
12 en punto llegó el Policía Escolar a buscar el reposo, sin sorpresas, era el
quinto niño que se había enfermado sin estarlo. Le dijo a la Madre que debería
asistir al día siguiente con la tarea anterior hecha, mas dos tareas que
estaban anotadas en el cuaderno que le estaba devolviendo. Además de ello
deberá llevar por una semana las flores que adornan el salón y para el sábado a
las 8 de mañana deberá estar en la escuela para trabajo comunitario que
consistirá en reparar los pupitres en mal estado. Entendido, dijo el Policía
Escolar!!! Si, Señor Policía, dijo la Madre muy apenada. Rafaelito estaba
apenado, le juró a su Mamá que no lo volvería a hacer.
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