Memorias Históricas Digitalizadas de Turmero No. 158
Durante dos meses
acudían a la casa de la Señorita Amanda ,
la catequista, una dama adulta perteneciente a una familia muy católica. Misión
como esta cumplían varios niños en diferentes sectores del pueblo. Eran
catorce muchachos en edades de ocho a doce años. Gil y Ger eran dos
hermanos, habían tomado con mucha responsabilidad el compromiso de la Primera Comunión.
Llegaban como a las cuatro de la tarde y se sentaban en la sala, la Señorita Amanda comenzó su
catequesis gradual, les recordó su Bautismo y el significado de la Primera Comunión.
Le señaló que ya ellos tenían una preparación previa pues en la escuela se
daban clases de religión y en los hogares se complementaban aquellas
enseñanzas. Lo primero que les dieron fue el “Catecismo de Primera Comunión”,
en la preparación se incluían temas sobre La Creación y de El
Salvador, Los Diez Mandamientos, el Nacimiento de Jesús, los Sacramentos, la Iglesia y los Apóstoles, la Eucaristía y habían
llegado al punto crucial de la preparación. Durante dos sesiones les habló del
Pecado, su gravedad y clases de pecado. Les profundizó sobre el demonio "susto", sobre
los deberes del cristiano, sobre el juicio final, la muerte, el infierno y el
cielo. Luego se les enseñaron de memoria las oraciones básicas como: el Padrenuestro, el Avemaría, el Gloria, el Credo, el Acto de Contrición, la Salve , Oración al Ángel de la Guarda y otras. Los Padres
fueron invitados a una de las sesiones y compartieron con sus hijos. Dentro de
la preparación hubo ensayos sobre las respuestas que deberían darse, los cantos
y las partes de la misa. A cada Niño se le hizo una carpeta con sus datos
personales: Fe de Bautismo y los compromisos del representante. Los Padres se
esmeraban en comprar la ropa adecuada para el acto, a los varones le compraban
traje azul marino y camisa blanca manga larga. Zapatos negros brillantes. Un
lacito azul se lo colocaban en el cuello. Las Niñas vestirían un traje blanco
largo, manga tres cuartas. (Preferentemente).
Los accesorios más
usados son el misal, el rosario, el cirio y los guantes blancos. También los
Padres se esmeraban por hacer una reunión social familiar con torta blanca
decorada para la ocasión. Dos días antes acudían todos los grupos a la Iglesia para un ensayo
general y para lo más importante: La confesión.
Gil y
Ger se habían tomado un café con leche
muy temprano, muchos niños y niñas hicieron lo propio para cumplir con
los requisitos de la comunión. Fueron entrando en fila hacia la iglesia, las
catequistas ubicaron a los varones en un lateral y las hembras en el otro, en
total eran unos ciento sesenta muchachos. Comenzó la ceremonia solemne a la
hora indicada, en esta misa los niños y niñas recibirían la comunión por primera
vez. Los familiares de Gil y Ger se colocaron en la parte de atrás. Los niños deben escuchar las lecturas
con atención, estando consciente de que es el mismo Dios quien le está hablando
de una manera personal y con un mensaje específico para ellos. Al terminar la Homilía , los niños y niñas
se levantaron para renovar las promesas
del Bautismo. En este momento encendieron las velas con el cirio Pascual.
Siempre sucede algo, a dos niños se les había olvidado la vela, menos mal que
la experiencia le indicaba a las catequistas que deberían tener unas velas para
estas circunstancias. Renovar las promesas es un momento muy importante, pues
el niño hará en conciencia las promesas que el día del Bautismo sus padrinos
hicieron en su nombre. En ese momento el niño pronuncia verbalmente su renuncia
a Satanás, a sus seducciones y a sus obras y se entrega para siempre a
Jesucristo. Paso algo muy curioso, una niña distraída le quemó el velo de la
otra niña y se produjeron unos gritos "Ayy...Ayy" de pánico, no pasó de un susto. En este
momento la asamblea se pone de pie para pedir juntos y en voz alta a Dios por
la fidelidad y santidad de los Niños y Niñas que hacen la Primera Comunión.
Todos los asistentes pronuncian de pie y en voz alta la oración del Credo en la
cual se encuentran resumidas todas las verdades de la fe católica. El niño que
hace la Primera
comunión confirma su fe delante de todos los presentes. Al decir la palabra
"Creo", declara que se olvida de todos los prejuicios humanos para dejarse caer
con confianza en las manos de Dios Padre Todopoderoso. La consagración es el
momento más solemne de la misa en el que se lleva a cabo la transformación real
del pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Se produce otro percance, un
niño muy delgadito le dio un vahído y fue sacado hacia el jardín por la
catequista y otros asistentes. Al cabo de unos minutos se reintegro a la misa
justo antes de la comunión. Por fin los niños y niñas recibirán la hostia bajo las especies de pan y vino. El sacerdote se acerca al niño y pronuncia las
palabras "El Cuerpo y la Sangre
de Cristo" a lo que el niño responde "Amén", demostrando su fe en el sacramento
y recibe en su lengua la hostia consagrada mojada en el vino. Después de la
comunión se guarda el silencio sagrado, en el cual los comulgantes entran en
una conversación íntima con Jesús, agradeciéndole todo lo que ha recibido:
la vida, la fe, su familia, el precioso don de la Eucaristía ; pidiéndole
perdón por todas las ocasiones en que no se comportó como digno hijo de Dios y
cayó en el pecado y pidiéndole las gracias necesarias para ser mejor cristiano
cada día.
La ceremonia finalizó con la Bendición , que con
ocasión de la Primera
comunión se realiza de una manera más solemne que de costumbre. En ella el
sacerdote pedirá a Dios que bendiga especialmente a los comulgantes y a su
familia para que les conceda las gracias necesarias para vivir plenamente su
fidelidad como hijos de Dios y miembros de la Iglesia. La misa de Primera
Comunión había terminado. En las afueras del templo, los fotógrafos tomaban las
fotos de rigor.
En la casa de Gil y Ger se reunieron los Padres, abuelos, hermanos menores, tíos y primos.
Habían preparado un almuerzo tipo desayuno y compartieron la alegría que los
embargaba. Una bella torta decorada en blanco con dos muñequitos vestidos de
primera comunión. La Mamá
de los niños repartió unos recuerditos y las tarjetas de recuerdo. Los muchachos
jugaron en el patio, ya no lucían sus atuendos de comunión y se sentían en paz
con Dios.
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