jueves, 11 de diciembre de 2014

LA PRIMERA COMUNIÓN - Recuerdos de la infancia - N.G.RODRIGUEZ

Memorias Históricas Digitalizadas de Turmero No. 158

LA PRIMERA COMUNION


Durante dos meses acudían a la casa de la Señorita Amanda, la catequista, una dama adulta perteneciente a una familia muy católica. Misión como esta cumplían varios niños en diferentes sectores del pueblo. Eran catorce muchachos en edades de ocho a doce años. Gil y Ger eran dos hermanos, habían tomado con mucha responsabilidad el compromiso de la Primera Comunión. Llegaban como a las cuatro de la tarde y se sentaban en la sala, la Señorita Amanda comenzó su catequesis gradual, les recordó su Bautismo y el significado de la Primera Comunión. Le señaló que ya ellos tenían una preparación previa pues en la escuela se daban clases de religión y en los hogares se complementaban aquellas enseñanzas. Lo primero que les dieron fue el “Catecismo de Primera Comunión”, en la preparación se incluían temas sobre La Creación y de El Salvador, Los Diez Mandamientos, el Nacimiento de Jesús, los Sacramentos, la Iglesia y los Apóstoles, la Eucaristía y habían llegado al punto crucial de la preparación. Durante dos sesiones les habló del Pecado, su gravedad y clases de pecado. Les profundizó sobre el demonio "susto", sobre los deberes del cristiano, sobre el juicio final, la muerte, el infierno y el cielo. Luego se les enseñaron de memoria las oraciones básicas como: el Padrenuestro, el Avemaría, el Gloria, el Credo, el Acto de Contrición, la Salve, Oración al Ángel de la Guarda y otras. Los Padres fueron invitados a una de las sesiones y compartieron con sus hijos. Dentro de la preparación hubo ensayos sobre las respuestas que deberían darse, los cantos y las partes de la misa. A cada Niño se le hizo una carpeta con sus datos personales: Fe de Bautismo y los compromisos del representante. Los Padres se esmeraban en comprar la ropa adecuada para el acto, a los varones le compraban traje azul marino y camisa blanca manga larga. Zapatos negros brillantes. Un lacito azul se lo colocaban en el cuello. Las Niñas vestirían un traje blanco largo, manga tres cuartas. (Preferentemente).    Los accesorios más usados son el misal, el rosario, el cirio y los guantes blancos. También los Padres se esmeraban por hacer una reunión social familiar con torta blanca decorada para la ocasión. Dos días antes acudían todos los grupos a la Iglesia para un ensayo general y para lo más importante: La confesión.
Gil y Ger se  habían tomado un café con leche muy temprano, muchos niños y niñas  hicieron lo propio para cumplir con los requisitos de la comunión. Fueron entrando en fila hacia la iglesia, las catequistas ubicaron a los varones en un lateral y las hembras en el otro, en total eran unos ciento sesenta muchachos. Comenzó la ceremonia solemne a la hora indicada, en esta misa los niños y niñas recibirían la comunión por primera vez. Los familiares de Gil y Ger se colocaron en la parte de atrás. Los niños deben escuchar las lecturas con atención, estando consciente de que es el mismo Dios quien le está hablando de una manera personal y con un mensaje específico para ellos. Al terminar la Homilía, los niños y niñas  se levantaron para renovar las promesas del Bautismo. En este momento encendieron las velas con el cirio Pascual. Siempre sucede algo, a dos niños se les había olvidado la vela, menos mal que la experiencia le indicaba a las catequistas que deberían tener unas velas para estas circunstancias. Renovar las promesas es un momento muy importante, pues el niño hará en conciencia las promesas que el día del Bautismo sus padrinos hicieron en su nombre. En ese momento el niño pronuncia verbalmente su renuncia a Satanás, a sus seducciones y a sus obras y se entrega para siempre a Jesucristo. Paso algo muy curioso, una niña distraída le quemó el velo de la otra niña y se produjeron unos gritos "Ayy...Ayy" de pánico, no pasó de un susto. En este momento la asamblea se pone de pie para pedir juntos y en voz alta a Dios por la fidelidad y santidad de los Niños y Niñas que hacen la Primera Comunión. Todos los asistentes pronuncian de pie y en voz alta la oración del Credo en la cual se encuentran resumidas todas las verdades de la fe católica. El niño que hace la Primera comunión confirma su fe delante de todos los presentes. Al decir la palabra "Creo", declara que se olvida de todos los prejuicios humanos para dejarse caer con confianza en las manos de Dios Padre Todopoderoso. La consagración es el momento más solemne de la misa en el que se lleva a cabo la transformación real del pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Se produce otro percance, un niño muy delgadito le dio un vahído y fue sacado hacia el jardín por la catequista y otros asistentes. Al cabo de unos minutos se reintegro a la misa justo antes de la comunión. Por fin los niños y niñas recibirán la hostia bajo las especies de pan y vino. El sacerdote se acerca al niño y pronuncia las palabras "El Cuerpo y la Sangre de Cristo" a lo que el niño responde "Amén", demostrando su fe en el sacramento y recibe en su lengua la hostia consagrada mojada en el vino. Después de la comunión se guarda el silencio sagrado, en el cual los comulgantes entran en una conversación íntima con Jesús, agradeciéndole todo lo que ha recibido: la vida, la fe, su familia, el precioso don de la Eucaristía; pidiéndole perdón por todas las ocasiones en que no se comportó como digno hijo de Dios y cayó en el pecado y pidiéndole las gracias necesarias para ser mejor cristiano cada día.
La ceremonia finalizó con la Bendición, que con ocasión de la Primera comunión se realiza de una manera más solemne que de costumbre. En ella el sacerdote pedirá a Dios que bendiga especialmente a los comulgantes y a su familia para que les conceda las gracias necesarias para vivir plenamente su fidelidad como hijos de Dios y miembros de la Iglesia. La misa de Primera Comunión había terminado. En las afueras del templo, los fotógrafos tomaban las fotos de rigor.
En la casa de Gil y Ger se reunieron los Padres, abuelos, hermanos menores, tíos y primos. Habían preparado un almuerzo tipo desayuno y compartieron la alegría que los embargaba. Una bella torta decorada en blanco con dos muñequitos vestidos de primera comunión. La Mamá de los niños repartió unos recuerditos y las tarjetas de recuerdo. Los muchachos jugaron en el patio, ya no lucían sus atuendos de comunión y se sentían en paz con Dios.

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