domingo, 7 de diciembre de 2014

LAS PUERTAS DE LA LIBERTAD - CAÍDA DE PEREZ JIMENEZ - N.G.RODRIGUEZ


Memorias Históricas Digitalizadas de Turmero No.160

LAS PUERTAS DE LA LIBERTAD

Ángel de asomaba a la puerta de la calle y observaba como los “patas blancas”, llamaban así a los militares que usaban unas polainas de ese color, característicos de la  milicias que daban vuelta por las calles del pueblo para reclutar a los jóvenes con edad para el servicio militar. El gobierno opresor se caracterizaba por el gorilismo militar, a los niños no se les permitía jugar en la calle ni salir solos. En las reuniones familiares estaba prohibido hablar de política y los padres decían en voz baja "shhhh"  ¡¡cuidado que las paredes oyen!!. En las fechas patrias era obligatorio asistir a los desfiles cívico-militares y en las escuelas se daba instrucción militar para aprender a marchar. Una banda musical, con instrumentos de percusión y con  un batutero al frente, iniciaba las horas interminables de preparación, a paso firme del tambor tan…tan…tantarntantan se mantenía el cuerpo erguido y especial fuerza se le ponía al paso redoblado.. Ángel era un niño disciplinado, tenía unos 12 años y como todos participaban en estos desfiles y en los actos culturales. El temor infundado era obvio, su primo Pancho había sido detenido por la policía política que perseguía a todos los que eran denunciados por los soplones o sapos. A Pancho le allanaron la casa y por haberle conseguido unas revistas que contenían artículos de corte comunista, se lo habían llevado preso y  lo acusaron de conspirador. La situación estaba complicada ya que un vecino de la cuadra que pertenecía a la Guardia de Honor tenía mas de un mes que no se le había visto, seguramente estaba cumpliendo orden de acuertelamiento. El hermetismo era grande. Algo estaba pasando. La desestabilización política era evidente, las alocuciones presidenciales con el alto mando militar y el silencio en las calles hacia suponer eventos extraños. Días antes las emisoras de radio fueron tomadas por grupos clandestinos, mucha gente estaba presa y los susurros "bla...bla" entre vecinos era alarmante.
Como todos los días se acostaron los niños a las 8 de la noche, Ángel  dormía junto a su hermano Nelsón, como a las 10 de la noche se escucharon los ruidos de tanques de guerra que pasaban vía caracas y como a las 12 de la noche, se escucharon los sonidos de los aviones rrrruuuuuuu…rrrrruuuuuuuummm que atravesaban los cielos. A eso de las 2 de la mañana se escucharon cohetes pung…pang…y una algarabía en la calle, la gente gritaba que ¡¡¡El Tirano huyó!!!  ¡¡¡Cayó la dictadura!!! y otras aseveraciones. En la esquina de la plaza se reunían los pobladores. Algunos camiones cargados de personas iniciaron paseos musicales lanzando cohetes al aire. Ese día no hubo clases, se había sucedido un golpe militar, los muchachos salieron a curiosear, entendían poco de aquello, lo cierto es que venían nuevas autoridades. A medio día aparecieron los militares y tomaron el pueblo, desde el balcón del cine un oficial de grado de capitán anunció que una junta de gobierno cívico-militar tenía las riendas del gobierno y que poco a poco se nombrarían las nuevas autoridades. En la  plaza del pueblo se reunían grupos de personas comentando los sucesos en la capital. Las emisoras de radio no dejaban de trasmitir las informaciones, una que llamaba la atención es que el dictador había huido en la “Vaca sagrada” nombre dado  al avión cargado de dinero en donde habían salido del país. Se conoció en el  pueblo que el Jefe Civil se había ido, de igual manera el jefe policial. Los militares tomaron control absoluto de la situación y se decreto un toque de queda, había que recogerse a las 6 de la tarde.
Desde aquella misma mañana del golpe cívico-militar comenzaron a salir los presos políticos de las cárceles del país, la gente fue a sacarlos al grito de ¡¡¡libertad…libertad!!!. Cada uno regresaba a su hogar para reincorporarse a la lucha para instaurar el sistema democrático.  Nunca Ángel  se imaginaba lo que sufría un preso en la cárcel hasta que oyó los relatos y vio las huellas de las torturas de su primo Pancho que llegó a su casa a las 3 de la tarde acompañado de sus hermanos. Había perdido unos diez kilos en apenas dos meses preso, lucia ligeramente cansado con algunos morados en la cara, a pesar de la alegría del momento se observaba que su personalidad había cambiado. Entre risas y lágrimas se sentaron todos los familiares en la sala y Pancho saboreaba un jugo de lechosa preparado por su madre. Contó los relatos más escalofriantes que se habían escuchado, todos se quedaron impresionados cuando les dijo que a algunos detenidos les habían arrancado con un alicate las uñas de las manos. Refirió Pancho que había hecho algunas amistades en su pasantía por la cárcel. Estaba muy agradecido porque en las conversaciones internas había aprendido mucho sobre la situación política en general y sobre las inspiraciones ideológicas de aquellos hombres. También el primo Pancho contaba como los paraban descalzos sobre unos rines por espacios de tiempo largos. Muchos amigos del pueblo ya habían llegado y le daban la bienvenida. Algunos de ellos eran los dirigentes políticos de la clandestinidad y a Ángel  le llamó la atención como todos le rendían cierta pleitesía a su primo, no era para menos había sufrido los rigores de la dictadura..
A  los 90 días estaban nombrando las autoridades del pueblo. El primo Perucho fue electo por unanimidad como Presidente Municipal. Los comentarios del pueblo eran muy positivos ya que era un hombre joven y muy carismático.  Ángel observaba que su otro primo iba a los entierros, visitaba a los enfermos, nunca decía que no a nadie, estaba presente en todos los eventos, practicaba la caridad con los mas necesitados. Sus estudios en la Escuela de Docencia Nacional le había dado la posibilidad de ser un educador  respetado. Ángel no perdía tiempo para acompañar a su primo adonde fuere, estuvo con él en la elección de la reina de las festividades patronales, lo acompañó a los toros coleados y  se asombraba del cariño que le profesaba la gente. En el antiguo prostíbulo a las afueras del pueblo también celebraron, ahora lo llamaban “La Orchila” en clara alusión a las frivolidades del antiguo dictador en dicha isla. El pueblo tenía grandes expectativas, se había implementado un plan de emergencia para el empleo y las obras públicas comenzaron a reactivar la economía local. Casi siempre se había vivido en dictadura, había una tendencia al autoritarismo, por ello se abrían nuevas ilusiones. Ángel vivió unos momentos inolvidables, la transición de la dictadura a la democracia. ¡Que tiempos aquellos!

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