UN BOLIVAR POR LA REVOLUCION
Armandito,
de unos nueve años, estaba sentado en el
altozano de la Iglesia
junto a su pandillita de amigos, estaba previsto para aquel día que los
barbudos de la revolución antillana pasarían por el pueblo, un grupo de gente
estaba agolpada en las esquinas, había curiosidad por ver aquellos hombres que
derrocaron una dictadura. En unos jeeps descapotable tipo militar hicieron su
aparición, eran cuatro hombres de piel blanca, sus barbas negras o grises según
la edad sobresalía en ellos, no en vano se bautizaron como los barbudos. La campaña que promovían era la de “Un
Bolívar por la Revolución ”
y logró recaudar en medio de nuestra pobreza importantes recursos económicos
para aquellos insurgentes que eran recibidos como héroes. La caravana pasó poco a poco, se paró
un rato en la Plaza
y continúo. Algunas personas le pedían autógrafos, los felicitaban y daban un
apretón de mano como saludo. Armandito y
sus amigos presenciaban a estas personas vestidos de verde oscuro tipo militar.
También había mucha gente indiferente que veía la caravana desde las ventanas
de sus casas o ni siquiera salió a saludar, se observaba una resistencia
callada. Dudaban sobre lo que estaba detrás de aquellos hombres armados.
¡Cuidado mijos!, dijo Don Severo
cuando pasa por las escalinatas ayudado por su bastón. “En Cuba la cosa no es
como la pintan, según las noticias que recibo, muchos inocentes han sido
fusilados”. Don Severo se quedó hablando
con Doña Jacinta que había salido de la misa, le dijo: “Yo no colaboro con
estos barbudos porque en Cuba están persiguiendo a los Curas y las Monjas, las
Iglesias se han estado cerrando y miles de Cubanos han salido de Cuba, mi amigo
Leonardo Martín me envió una carta que me acaba de llegar y me dice que le
quitaron su casa con todo adentro, huyó para Miami con su esposa y dos hijas con una sola maleta. La cuestión
no es como la pinta”, dijo Don Severo.
La Abuela dice: “Mi hermana que vive en Cuba me envió una
correspondencia donde me dice que la cosa no está muy buena, los dueños de las
tierras huyeron, estas fueron confiscadas por el régimen”. ¿Armandito porque tu
me preguntas sobre Cuba? Armandito le
contó que unos barbudos cubanos habían pasado esa mañana por el pueblo pidiendo
“Un Bolívar para la
Revolución ” y Don Severo dijo algo en contra. “Uhhh ju”,
murmuró la Abuela.
“Mi hermana me cuenta que el comunismo ha traído mas necesidades, ahora ni hay
pesos ni tampoco nada que comprar, ella quiere mandarme unos bordados pero no
consigue telas ni hilos. La agricultura está pesada porque solo sirve para
consumo y trueque, pero no hay mercado donde vender la producción”. Armandito,
cabizbajo y pensativo, le pregunto a su Abuela ¿y yo tengo familia allá Abuela?
Si mijo, tienes unos primos. ¿Y cómo hacemos para ayudarlos? Por ahora no
podemos, porque está prohibido enviar remesas y paquetes, contestó la Abuela. ¿Y no podemos
mandarles un Bolívar para la revolución? La Abuela le dijo que eso no les
llegaría a ellos. Ese bolívar era para los llamados comandantes.
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