lunes, 8 de diciembre de 2014


UN BOLIVAR POR LA REVOLUCION


Armandito, de unos nueve años,  estaba sentado en el altozano de la Iglesia junto a su pandillita de amigos, estaba previsto para aquel día que los barbudos de la revolución antillana pasarían por el pueblo, un grupo de gente estaba agolpada en las esquinas, había curiosidad por ver aquellos hombres que derrocaron una dictadura. En unos jeeps descapotable tipo militar hicieron su aparición, eran cuatro hombres de piel blanca, sus barbas negras o grises según la edad sobresalía en ellos, no en vano se bautizaron como los barbudos.  La campaña que promovían era la de “Un Bolívar por la Revolución” y logró recaudar en medio de nuestra pobreza importantes recursos económicos para aquellos insurgentes que eran recibidos como héroes. La caravana pasó poco a poco, se paró un rato en la Plaza y continúo. Algunas personas le pedían autógrafos, los felicitaban y daban un apretón de mano como saludo.  Armandito y sus amigos presenciaban a estas personas vestidos de verde oscuro tipo militar. También había mucha gente indiferente que veía la caravana desde las ventanas de sus casas o ni siquiera salió a saludar, se observaba una resistencia callada. Dudaban sobre lo que estaba detrás de aquellos hombres armados.
¡Cuidado mijos!, dijo Don Severo cuando pasa por las escalinatas ayudado por su bastón. “En Cuba la cosa no es como la pintan, según las noticias que recibo, muchos inocentes han sido fusilados”.  Don Severo se quedó hablando con Doña Jacinta que había salido de la misa, le dijo: “Yo no colaboro con estos barbudos porque en Cuba están persiguiendo a los Curas y las Monjas, las Iglesias se han estado cerrando y miles de Cubanos han salido de Cuba, mi amigo Leonardo Martín me envió una carta que me acaba de llegar y me dice que le quitaron su casa con todo adentro, huyó para Miami con su esposa  y dos hijas con una sola maleta. La cuestión no es como la pinta”, dijo Don Severo.
La Abuela dice:  “Mi hermana que vive en Cuba me envió una correspondencia donde me dice que la cosa no está muy buena, los dueños de las tierras huyeron, estas fueron confiscadas por el régimen”. ¿Armandito porque tu me preguntas sobre Cuba?  Armandito le contó que unos barbudos cubanos habían pasado esa mañana por el pueblo pidiendo “Un Bolívar para la Revolución” y Don Severo dijo algo en contra. “Uhhh ju”, murmuró la Abuela. “Mi hermana me cuenta que el comunismo ha traído mas necesidades, ahora ni hay pesos ni tampoco nada que comprar, ella quiere mandarme unos bordados pero no consigue telas ni hilos. La agricultura está pesada porque solo sirve para consumo y trueque, pero no hay mercado donde vender la producción”. Armandito, cabizbajo y pensativo, le pregunto a su Abuela ¿y yo tengo familia allá Abuela? Si mijo, tienes unos primos. ¿Y cómo hacemos para ayudarlos? Por ahora no podemos, porque está prohibido enviar remesas y paquetes, contestó la Abuela. ¿Y no podemos mandarles un Bolívar para la revolución? La Abuela le dijo que eso no les llegaría a ellos. Ese bolívar era para los llamados comandantes.

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