EL ZAPATERO REMENDÓN
Los actos
culturales se realizaban en los días festivos, eran presentaciones en vivo de
los talentos artísticos de la escuela. Se combinaban el teatro, con la música,
la poesía, el folklore, danzas y otras expresiones más. Se efectuaban en el
auditórium principal y había una participación masiva. Los preparativos previos
de ensayos culturales se hacían en las tardes. Siempre algunos estudiantes eran
habilidosos para servir de animadores y presentadores. Una treintena de estudiantes
pertenecían al Coro, la mitad hombres y la otra mitad mujeres. En los actos
folklóricos los grupos de danzas presentaban el “Pájaro Guarandol”, “La Burriquita ”, “El
Tamunangue” y tantos otros. En obras de teatro siempre existían los
voluntarios, declamadores, cantantes, música criolla, de todo. El ballet, las
interpretaciones de piano, de guitarra y cualquier instrumento musical, también
se manifestaban. De igual forma los títeres, los magos y los acróbatas.
La maestra escogió
a Tito y a Sonia para que interpretaran una pequeña obra titulada “El zapatero
remendón”, la ensayaron durante varios días.
Llego el día del acto cultural, el número de Tito y Sonia era el numero
siete. Después de la apertura del acto con las notas del himno nacional, se
procedió a presentar cada número. Cuando tocó el turno, la voz gruesa de
Alfredo narraba lo siguiente: “Había hace mucho tiempo…mucho tiempo, un
zapatero muy viejecito…” En ese momento Tito entraba en escena en un pequeño
taller, maquillado como un viejito, vestido con pantalón lleno de parches,
franela blanca manga larga y boina tipo portugués, sus zapatos eran muy usados.
Se sentó en una silla pequeña a trabajar los zapatos. Alfredo continuaba la
narración: “Pobre viejecito, ya no podía hacer zapatos”. Se apareció entonces
una Duendecita, era Sonia toda vestida de blanco, y le dijo: “Te prometo
enseñarte una canción mágica que deberías cantar cuando trabajas y todo te
saldrá bien”. La canción decía así (En ese momento el coro ubicado en un
lateral de la sala cantaba): “Desenvolviendo…desenvolviendo, estira…estira y
pan…pan. Zapatero a remendar los zapatos sin parar”. El viejito zapatero se
quedo dormido mientras cantaba. Al día siguiente, llamaron a la puerta y era la Señora Robledo (Sonia vestida
como una dama de sociedad) y dijo: “Señor Zapatero vengo a buscar unos zapatos
que ordene hacer acá, son esos que están allá e indico donde estaban seis pares
de zapatos nuevecitos. Canceló y se despidió. El viejito zapatero pensó: ¿Quién
habrá hecho estos zapatos?. El viejito se escondió en el taller para enterarse
que pasaba en la noche siguiente y observó a la Duendecita haciendo más
zapatos. Al amanecer fue al pueblo y compró unos regalos. La Duendecito agradecida
dijo: “Ya el Zapatero Remendón puede defenderse solo” y se marcho para hacer bien a otra persona
necesitada. El viejito zapatero siguió trabajando y cantaba:
“Desenvolviendo…desenvolviendo, estira…estira y pan…pan. Zapatero a remendar
los zapatos sin parar”, y siguió su vida normal. Los asistentes emocionados
aplaudieron por mas de un minuto. Tito y Sonia salieron al escenario a
agradecer, se dieron un beso de satisfacción y el público aplaudió mas fuerte.
Salieron agarrados de las manos y se fueron al camerino. La Maestra los felicitó. Tito
pensó en su Mamá quien no había podido asistir y salió corriendo para poder contárselo.
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