martes, 23 de diciembre de 2014


EL ZAPATERO REMENDÓN
Los actos culturales se realizaban en los días festivos, eran presentaciones en vivo de los talentos artísticos de la escuela. Se combinaban el teatro, con la música, la poesía, el folklore, danzas y otras expresiones más. Se efectuaban en el auditórium principal y había una participación masiva. Los preparativos previos de ensayos culturales se hacían en las tardes. Siempre algunos estudiantes eran habilidosos para servir de animadores y presentadores. Una treintena de estudiantes pertenecían al Coro, la mitad hombres y la otra mitad mujeres. En los actos folklóricos los grupos de danzas presentaban el “Pájaro Guarandol”, “La Burriquita”, “El Tamunangue” y tantos otros. En obras de teatro siempre existían los voluntarios, declamadores, cantantes, música criolla, de todo. El ballet, las interpretaciones de piano, de guitarra y cualquier instrumento musical, también se manifestaban. De igual forma los títeres, los magos y los acróbatas.
La maestra escogió a Tito y a Sonia para que interpretaran una pequeña obra titulada “El zapatero remendón”, la ensayaron durante varios días.  Llego el día del acto cultural, el número de Tito y Sonia era el numero siete. Después de la apertura del acto con las notas del himno nacional, se procedió a presentar cada número. Cuando tocó el turno, la voz gruesa de Alfredo narraba lo siguiente: “Había hace mucho tiempo…mucho tiempo, un zapatero muy viejecito…” En ese momento Tito entraba en escena en un pequeño taller, maquillado como un viejito, vestido con pantalón lleno de parches, franela blanca manga larga y boina tipo portugués, sus zapatos eran muy usados. Se sentó en una silla pequeña a trabajar los zapatos. Alfredo continuaba la narración: “Pobre viejecito, ya no podía hacer zapatos”. Se apareció entonces una Duendecita, era Sonia toda vestida de blanco, y le dijo: “Te prometo enseñarte una canción mágica que deberías cantar cuando trabajas y todo te saldrá bien”. La canción decía así (En ese momento el coro ubicado en un lateral de la sala cantaba): “Desenvolviendo…desenvolviendo, estira…estira y pan…pan. Zapatero a remendar los zapatos sin parar”. El viejito zapatero se quedo dormido mientras cantaba. Al día siguiente, llamaron a la puerta y era la Señora Robledo (Sonia vestida como una dama de sociedad) y dijo: “Señor Zapatero vengo a buscar unos zapatos que ordene hacer acá, son esos que están allá e indico donde estaban seis pares de zapatos nuevecitos. Canceló y se despidió. El viejito zapatero pensó: ¿Quién habrá hecho estos zapatos?. El viejito se escondió en el taller para enterarse que pasaba en la noche siguiente y observó a la Duendecita haciendo más zapatos. Al amanecer fue al pueblo y compró unos regalos. La Duendecito agradecida dijo: “Ya el Zapatero Remendón puede defenderse solo”  y se marcho para hacer bien a otra persona necesitada. El viejito zapatero siguió trabajando y cantaba: “Desenvolviendo…desenvolviendo, estira…estira y pan…pan. Zapatero a remendar los zapatos sin parar”, y siguió su vida normal. Los asistentes emocionados aplaudieron por mas de un minuto. Tito y Sonia salieron al escenario a agradecer, se dieron un beso de satisfacción y el público aplaudió mas fuerte. Salieron agarrados de las manos y se fueron al camerino. La Maestra los felicitó. Tito pensó en su Mamá quien no había podido asistir y salió corriendo para poder contárselo.

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