martes, 16 de diciembre de 2014

ISIDRO, EL AGRICULTOR


El abuelo de Isidro tenía una parcela agrícola que estaba sembrada de hortalizas, verduras, frutas, cereales, caña de azúcar y maíz. A Isidro le encantaba visitar a sus abuelos porque se encontraba con la naturaleza y podía participar en las labores del campo. En la mañana lo despertaba el canto del gallo kikiriki , en el gallinero se encontraban las gallinas clo…clo y los pollitos pio…pio…pio. Las gallinas ponían sus huevos y estos eran recogidos por la abuela para el alimento diario. A isidro le gustaba darles de comer a las gallinas y ver como en las tardes se montaban a los árboles para dormir. No faltaban nunca los cochinos que ocupaban un espacio cerrado donde se les suministraba el sobrado de las comidas para su alimentación, lo malo era el desagüe del corralito por la fetidez que emanaba. Por otro lado estaba el palomar, más de veinte palomas adornaban el patio delantero de la casa de campo. El Abuelo se distraía en las tardes lanzándoles el maíz a las palomas. Dos o tres vacas ocupaban un espacio limitado para una producción de leche para consumo familiar. La casa tenía las puertas y ventanas protegidas para evitar la entrada de moscas y zancudos.  A las orillas de las acequias bordeaban la parcela donde se encontraban las siembras de plátano y cambur, también los aguacates. La parcela se divide por siembras de cítricos, verduras, cereales, maíz y caña de azúcar. La parcela limita por el fondo con el río de donde proviene el agua de riego. Un camino atraviesa la parcela desde la entrada hasta el fondo.  Existen matas de mango hilacha y bocado, donde Isidro solía jugar, una mata de tamarindo, dos de toronjas y dos de mandarinas. Una mata de higos y otra de ciruelas, entre otras.

El Abuelo pasaba horas arando la tierra con su yunta de buey que enyugaba dos animales los cuales estaban unidos por una pieza de madero labrada llamado yugo, por los  tarros y un cojín frontal con mecates que sostienen las argollas o guías. El arado era de metal. Isidro lo acompañaba caminando junto a El por toda la zona de trabajo. Isidro se iba caminando hasta los naranjales y los limonares. Su abuelo llevaba un sombrero grande de paya y a Isidro se le colocaba uno pequeño. Después de un buen tiempo Isidro, cansado de caminar uffff se iba a descansar a la casa, ayudaba a su Abuela en alguna actividad como darles de comer a las gallinas y los cochinos. Mientras su abuela se disponía a elaborar el almuerzo, se tomaba una naranjada, leía una historieta y esperaba el regreso de su Abuelo. El Abuelo era incansable en horas de la mañana, después de llegar y dejar a los bueyes en su corral, llamó a Isidro para  revisar los cultivos de caraotas y de tomate, pasaron por los frutales, luego fueron a revisar el cultivo de caña de azúcar y los maizales. De regreso recogieron unos mangos y regresaron a la casa. El almuerzo de aquel día era un hervido de gallina, la abuela colocaba las verduras y las presas de separadas del caldo, el postre fue un dulce de lechosa. Por la tarde, después de la siesta fueron a revisar una cerca que protegía los linderos, el Abuelo llevaba algunos materiales para las reparaciones. Ya de noche el Abuelo y la Abuela aprovechaban para desgranar el maíz, recibir algunas visitas e irse a dormir bien temprano. Es era un día de labor en el campo.

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